Imagínese usted, señor lector, una gigantesca tienda de campaña donde entren más de 2,000 personas. A eso agréguele computadoras portátiles, cables, cámaras de fotos, grabadoras, celulares y todo elemento tecnológico de última generación, repartidos en cientos de largas mesas. A ello, agréguele un restaurante, una cafetería y algunos negocios. Y cientos de personas hablando en diferentes lenguas. Ese es el paisaje reiterado en cada uno de los estadios: los centros de prensa. Es donde se genera, se elabora y se procesa la información del Mundial para todo el planeta; es el mundo de los periodistas en Sudáfrica 2010.
El centro de prensa por excelencia está en las afueras del Soccer City, el principal estadio de este Mundial. Allí se ha montado el enorme IBC, International Broadcasting Center, donde está la televisión del mundo y todas las radios que han comprado los derechos para transmitir el mundial. En esos largos pasillos separados por bloques, uno se puede cruzar con personalidades del fútbol de ayer y hoy como Zamorano, Karembeu, Francescoli, Wenger, Batistuta, Arrigo Sacchi, Carlos Bianchi, Chilavert… y siguen las firmas. Todos son requeridos por los periodistas; muchos de ellos se niegan a dar entrevistas, alegando que tienen exclusividad con los medios que los contrataron. ¿Será cierto?
Para la prensa escrita, hay montada una de esas carpas que impresionan por su dimensión, descriptas en el inicio del artículo. Está a la par del estadio, la gran olla africana donde se jugó el partido inaugural y que será escenario de la final. A unos 50 metros de donde juegan los mejores del mundo, los cronistas de los medios impresos, diarios, revistas y páginas web, no paran de sacarle lustre al teclado de las computadoras. El lugar se transforma casi en una segunda casa en Johannesburgo. ¿O es la primera?
Al llegar, uno busca espacio donde encuentre y nadie tiene su asiento asegurado. En ciertos momentos y en ciertos partidos, no habrá ni silla ni conexión de internet disponible. En otros, tendrá todas las comodidades para sentarse a escribir y navegar por internet. Y se puede conseguir hasta un lugar cerca del televisor, que están repartidos a todo lo largo de la sala. Pero es casi como una quiniela. Por eso, lo recomendable es llegar temprano e iniciar el día desde allí.
Habrá que tener suerte con los compañeros que se sientan a escribir a la par. Los europeos son tranquilos, excepto los italianos e ingleses, quienes suelen hablar a los gritos entre ellos. Aunque en eso, los primeros en el ranking negativo son los mexicanos cuando aparecen en barra: si uno los ve, lo mejor es sentarse… bien lejos. Los asiáticos suelen llegar en multitudes, pero se los ve siempre respetuosos y de buen humor. Y los africanos, fundamentalmente los anfitriones sudafricanos, siempre tendrán una sonrisa grande a mano.
Dentro de los estadios, también se trabaja y mucho. Los periodistas buscan su mejor ubicación entre los pupitres (prioridad para los colegas del país que está jugando y para los grandes medios internacionales), que cuentan con todas las comodidades: teléfono, conexión a internet y monitores de TV.
Entre fotógrafos y camarógrafos, cada uno con sitios especiales donde ubicarse, completan la fauna periodística. “Un mundo sin periodistas” deslizó alguna vez el premier británico John Major cuando lo consultaron como sería felíz. Se ve que nunca estuvo en un Mundial de fútbol.
28 jun 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario