Día de la vuvuzela


El 9 de junio de 2010. Debería ser considerado el día nacional del hincha en Sudáfrica. O más: el día del hincha mundial. ¿Por qué no? Si aquí se vivió una fiesta que agota los calificativos: impresionante, apoteótica, inolvidable… Pasaron varias horas desde que se escondió el sol y todavía quedan los ecos, todavía se escuchan algunas vuvuzelas del apoyo a los Bafana Bafana. Si Sudáfrica quería sorprender al mundo, ayer lo logró.


Lo primero que se viene a la mente en medio de los gritos, los tambores y las trompetas, es que con semejante apoyo masivo, con tanta ilusión contenida hecha fiesta, a nadie le gustaría estar en la piel de los mexicanos, el equipo que tendrá el privilegio pero, a la vez, el difícil compromiso de intentar mañana aguarle la fiesta a toda esta multitud que hoy no se le cruza por la cabeza imaginar una derrota.

Johannesburgo fue ayer la ciudad más feliz del mundo. Y si no fue así, debió haber estado cerca. El sueño de Mandela hecho realidad en su máxima expresión: no hubo distinción de razas ni de colores, ni de clases sociales, ni de sexo…, ni de nada. Todos, absolutamente todos, estaban con su camiseta amarilla: rubias, morenos, mestizas, negros…. Todos con el “South Africa” estampado bien grande en sus espaldas, con la bandera de los colores del arco iris en cada mano y con unas enormes ganas de gritar, saltar, bailar y gozar. Y por supuesto, haciendo sonar a la estrella del día: la vuvuzela.

Esas trompetas atormentan el oído pero acarician el alma. Las vuvuzelas no paran de resonar un segundo e invaden por completo el sentido auditivo. Algunos son artistas y componen verdaderas melodías. Otros simplemente tocan como pueden y así continúan durante las dos horas que iba a durar la fiesta ¿Dos horas? No, el reloj se alarga y el tiempo se hace interminable. Si ni siquiera dan ganas de irse a escribir…

El bus que paseó a los jugadores por Sandton, una de las barriadas más exclusivas de Johannesburgo, es una fiesta. Arriba y abajo. Los jugadores agradecen con el corazón tanto afecto y tanto sentimiento de aprecio. Los hinchas le devuelven todo con cariño y le dicen con las miradas: ‘ustedes pueden’. Tanta confianza les dan que hasta besan un trofeo de la copa del mundo hecha con cartón. ¿Será demasiado o vale la ilusión?



Unite por los Bafana Bafana



Aunque algunos lo llamaron con acierto “el día de la vuvuzela” la caravana fue denominada “Unite por los Bafana Bafana” y se dio en medio de en un país que venía algo apagado y con poco clima mundialista. Fue ideada por los medios de comunicación y los dirigentes se engancharon con la idea de darle un poco de cariño a una Selección en la que pocos expertos confían que pueda pasar siquiera la primera ronda, esa que comparte con gigantes históricos como Uruguay y Francia, y también con México. Ayer la multitud en su conjunto pareció responder: “¿Querían clima de mundial? Acá lo tienen”… Una respuesta convincente sería: “Gracias”.

Steven Pienaar, la figura, es el más aclamado por los hinchas. El resto no se queda atrás. Hay canciones para todos. El ritmo es contagioso. Van y vienen. Como Corine, una señora que ya pasó los 50 pero baila más que su hija Kuhte, de 20. Las tradicionales danzas milenarias de los ancestros africanos se combinan con nuevos grupos de Ayoba, que suena desde los poderosos parlantes de varios pisos y que confirman que es el ritmo preferido de los sudafricanos.

“Nunca he visto tanta piel entre un equipo y su gente”. La que lo dice una mexicana, Denise, que lleva 19 años viviendo en Johannesburgo. “Transmiten una buena vibra especial que es difícil de describir”, continúa, intentando explicar lo inexplicable.

Todo vale para que el espectáculo sea una celebración de colores: pelucas, sombreros, caras pintadas y hasta pelotas jabulani coloreadas de amarillo.

La fiesta iba a ser sólo en el mediodía, pero siguió hasta la noche… ¿Habrá sido asueto oficial por el día del hincha? No se sabe. Lo cierto es que en Johannesburgo ayer nadie trabajó. Estaban en algo más importante, todos se fueron a gritar por sus queridos Bafana Bafana.







Recuadros

Bafana bafana

El término con el que se conoce a la selección nacional de Sudáfrica de fútbol tiene una traducción al español parecida al “Muchachos, muchachos”. Es un grito de aliento y de apoyo en idioma zulu y xhosa, dos de los 11 lenguajes oficiales que tiene este país. La explicación llega de Denise, una mexicana que convive aquí hace 19 años, y agrega que “el zulu y xhosa son de los más populares porque se habla mucho en el interior del país”. El xhosa también fue el primer lenguaje de Nelson Mandela.





Atentado al buen gusto

Se sabe que en todo Mundial, las empresas buscan la mejor ubicación. Pero en Sudáfrica exageran. Frente a la estatua de Nelson Mandela, en el corazón del paseo Mandela Square, una marca de artefactos eléctricos instaló su carpa y se adueñó de todo el lugar. Casi no dejaron espacio para caminar. Deben haber pagado sus buenos dólares pero los turistas debieron hacer maravillas para retratarse con el prócer sudafricano.





Último contacto

El de ayer fue la última vez que los jugadores y público estuvieron cara a cara, a excepción de los partidos. Es que el DT brasilero Parreira estableció que los entrenamientos de aquí hasta que finalice su participación en el Mundial será a puertas cerradas. Los hinchas, lo entendieron.



Número

250 mil

Personas

Son las que se estiman que salieron ayer a las calles de Johannesburgo para alentar a su Selección. Se quedaron cortos con el cálculo…
10 jun 2010

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