El balance: España, la luz de un Mundial opaco


En un mundial pobre en lo deportivo y gigante en lo humano, España fue el mejor equipo y obtuvo la recompensa que lo deposita en la historia: campeón del mundo. Sudáfrica 2010 mostró la calidez de la gente anfitriona y la frialdad en el juego.


Variantes tácticas se vieron pocas, fútbol espectáculo casi nada. Sólo España aportó algo de su marca registrada, el toque y el buen juego. Y poco más para destacar: Apenas la saludable sorpresa de Uruguay, otra vez de vuelta en los primeros planos; el fútbol alegre de Ghana; dos actuaciones deslumbrantes de cuatro goles de Alemania; la primera fase de Argentina y una goleada aislada de Portugal, aquellos 7 goles a Corea del Norte. Demasiado poco.

El resto se manejó entre la . Equipos amarretes hubo varios. A algunos, como Eslovaquia, les salió bien. A otros, como Italia, Suiza (a pesar del golpe a España) o Grecia, no: se quedaron en la primera fase.

El famoso “Mundial de Sudamérica” se quedó en cuartos de final. Otra vez el dominio fue europeo, ahora con una final inédita y un campeón debutante. España es el octavo equipo en levantar el trofeo. Lo mereció largamente.

Los sudamericanos, sin embargo, metieron sus cinco equipos entre los 10 primeros lugares. Sólo Uruguay dio la cara en las semifinales ante la caída de los “gigantes” Brasil y Argentina.

Justamente estos dos equipos mostraron los extremos desde su conducción: el régimen cuasi militar de Dunga y el alejamiento total del “jogo bonito” no le dieron ningún resultado a Brasil. La calidez para sus jugadores y la “anarquía” de todos al ataque del Diego sólo dio resultado hasta cuartos de final, se quedó antes de lo esperado, con paliza incluida. Se podrán decir muchas cosas de Maradona DT, pero la realidad marca que fue la mejor ubicación argentina (5º) desde la final de 1990.

Los equipos de la CONCACAF rindieron de acuerdo a lo esperado, aunque seguramente ellos esperaban más. EE.UU. otra vez fue el más destacado pero no pudo pasar a Ghana; México volvió a demostrar que está lejos de las potencias y tropezó con la misma piedra que en el 2006 (Argentina) y Honduras pudo arañar un punto con su empate ante Suiza pero se fue sin hacer un gol en su segundo Mundial.

“La mano del diablo” de Luis Suárez, los groseros errores árbitrales y la violencia de Holanda también quedaron como imágenes de Sudáfrica 2010. Y por supuesto, el sonido de las vuvuzelas y los aciertos del pulpo Paul. La incomparable calidez de la raza negra sudafricana es el mejor recuerdo. Se terminó. Un mundial es vertiginoso. Parece que fue ayer el gol de Thabalala a México en el partido inaugural. En cuanto nos demos cuenta, ya estaremos en Brasil 2014. Y quedan dos certezas: fue un gran acierto haber hecho un Mundial en esta tierra siempre postergada y no se podría haber elegido un lugar mejor para el próximo.
15 jul 2010

Un día con los leones

Se terminó el Mundial y sólo queda una asignatura pendiente en Sudáfrica. Conocer a los leones. Alguien dice que estar en África y no ir a verlos es como visitar El Salvador y no ir a sus playas o no observar el monumento a El Salvador del Mundo.


El Lyon Park en las afueras de Johannesburgo, es el lugar ideal. A 40 minutos de un tránsito infernal existe otro mundo, el animal. Más naturaleza, mucha más paz. Cebras, antílopes y hasta Sprignbooks (animal típico de Sudáfrica, del cual salió el nombre de su Selección nacional de rugby) son el prólogo que anuncian la llegada a las estrellas del día. Nada de Messis ni Ronaldos, acá las figuras son los leones.

Ahí se los ve, tranquilos, bostezando, inmutables…, hasta durmiendo. Uno puede pasar con el carro a centrímetros de ellos. Dicen que pueden dormir hasta 18 horas por día pero que si uno abre la ventanilla o intenta salir del carro, enseguida lo perciben. Y hay que tener cuidado. Según los guías, comen alrededor de 25 kilos de carne por jornada.

El final es lo mejor: allí están los cachorritos de apenas 6 meses jugando entre ellos. Uno se suma y no resiste la tentación de alzarlos y acariciarlos. La sensación es increíble: osos de peluches vivos, con pequeños colmillos que hoy son inofensivos pero inevitablemente crecerán con el paso del tiempo. Son juguetones y, sobre todo, muy amigables.

El viaje está completo, ya no queda asignatura pendiente. Y era cierto: los leones son otra de las maravillas sudafricanas.

Lo que dejó Sudáfrica 2010

LO MEJOR DEL MUNDIAL
Los sudafricanos. Su simpatía y amabilidad fue el punto más alto del torneo. Este fue el verdadero mundial de la gente.

LO PEOR DEL MUNDIAL
El tráfico. Transitar por Johannesburgo durante las horas pico es un verdadero calvario de tránsito. Por esa causa, muchos estadios se llenaron varios minutos después de empezados los partidos

EL MEJOR EQUIPO
España. ¿A alguien le queda alguna duda? Es cierto que no brilló demasiado y que ganó desde octavos todos sus partidos 1-0, pero fue superior a todos sus rivales y no tuvo contrincantes en el juego.

LA MEJOR HINCHADA
Ghana. Una fiesta en cada partido. Con trajes típicos y música tradicional los ghaneses dieron espectáculo también afuera de la cancha. Los apoyó toda África.

EL MEJOR JUGADOR
Xavi. Rendidor siempre, generoso. Fue el eje del campeón y el generador de juego en la mitad de la cancha. Un verdadero talento al servicio del equipo

EL MEJOR GOL
Thabalala (Sudáfrica, a México). En un Mundial sin grandes goles espectaculares, el primero de los Bafana y del Mundial le sacó una pequeña luz de ventaja a Gio (Holanda a Uruguay) y Tévez (Argentina a México)

LA MAYOR DECEPCIÓN
Italia. El que llegaba como campeón del mundo terminó último en un grupo que aparecía como el más sencillo de la fase inicial: Paraguay, Eslovaquia y Nueva Zelanda.

LA SORPRESA
Uruguay. “Que no ni no” es una frase tradicional de la cultura uruguaya que significa algo así como que nada es imposible. A punto estuvo.

EL JUGADOR REVELACIÓN
Müller. El alemán de 20 años y apenas 3 meses de Selección fue el goleador del Mundial y asombró por su madurez y calidad en el área.

EL JUGADOR DECEPCIÓN
Cristiano Ronaldo. Lejos de su nivel se despidió del Mundial tan gris como su equipo, Portugal: sin pena ni gloria.

EL IMÁN
Diego Maradona. Fue, por lejos, el personaje más fotografiado y filmado del Mundial. Sudáfrica se paralizaba cada vez que llegaba a un estadio

LA PRESENCIA
Nelson Mandela. Se paseó por el Soccer City en la fiesta de Clausura y despertó la mayor ovación de Sudáfrica 2010. Un homenaje en vida.

Fútbol en el infierno

Quizá el Mundial de Sudáfrica haya nacido allí, en ese campito de fútbol parecido a la polvosa, donde el césped se ve en cuentagotas. Allí se jugaba la liga “Makana” de los presos que desafiaron a los guardias y empezaron a pegarle a la pelota sin miedo a las represalias que podrían llegar. Eran todos presos políticos antiapartheid. El fútbol estaba prohibido en ese entonces, pero ellos presionaron a las autoridades durante tres años hasta que lo permitieron. A pesar de que Mandela no jugaba porque estaba aislado era un ferviente defensor de ese deporte que en este país sólo jugaban los negros…

Esta es la prisión de Robben Island, famosa en el mundo entero porque fue un símbolo del Apartheid y ahora es un museo que invita a la reflexión y a la memoria. También porque en esa minúscula celda con una solitaria ventana al mundo estuvo Nelson Mandela 26 años encerrado. ¿Su delito? Pretender la igualdad de derechos entre la gente de raza blanca y la gente de raza negra.

Esa celda de aislamiento, hoy es la más fotografiada del mundo y, quizás sea también la más visitada. No se le ve nada en particular, pero sus elementos están ahí: almohada, colchoneta, mesita… Intactos, como si no hubieran pasado los 20 años que transcurrieron desde que dejó el encierro para dirigir a una nación que lo aclamaba. En 1990 fue liberado junto a otros detenidos opositores al apartheid y allí empezó a cambiar la vida de este país.

La cárcel hoy se mantiene tal cual fue la estructura. Frente a Ciudad del Cabo, el barco tarda alrededor de media hora en arribar a la isla. Y allí, entre el chillido del viento y el ruido de las aves, uno se imagina el calvario de esos hombres, todos presos políticos de uno de los regímenes más sombríos de la historia. También estuvo allí el actual presidente sudafricano Jacob Zuma.

La visita tiene esa peculiar sensación de la injusticia allí cometida durante tanto tiempo. Uno imagina a Mandela tantos años en esa celda insalubre y no puede pensar en otra cosa que resignación. Todo lo contrario. Nunca se dio por vencido y también le ganó al odio y resentimiento. Madiba, como le llaman todos los sudafricanos, una vez liberado nunca buscó venganza contra sus opresores de raza blanca, los ideólogos del apartheid. Sólo lo puede definir un término: grandeza.

El paseo de más de una hora por todos los lugares de la isla va quedando atrás. El viento ahora casi pasa inadvertido. Y el silencio es atroz adentro de la prisión. Ningún visitante se anima a pronunciar palabra. Es probable, sí, que el Mundial haya nacido allí hace más de 20 años, con esos “locos negros” que jugaban al fútbol todos los días. Lo hacían para sentirse libres. Hay algo que es seguro, en Robben Island muchos soñaron con esta fiesta que el pueblo sudafricano acaba de vivir… Y con toda una nación atrás de los Bafana Bafana.

Desafío superado

El zulú es el idioma de las mayorías en Sudáfrica. Perduró a través de los siglos y resistió lo peor: esclavitud y apartheid. Hoy, es el más hablado en este país, lo suelen utilizar 9 millones de personas, que se enorgullecen de practicarlo cada día.


Por eso, Thamsanga, el recepcionista del hotel y nuestro maestro del idioma, se empeña en hacernos conocer sus raíces y hace todo lo posible para que lo pronunciemos bien. No lo logrará.

Sin embargo, hay algunas palabras que de tanto repetirlas, ya se vuelven familiares: “Dumela” es algo parecido a nuestro hola; “Ngyabonga” es gracias y ellos lo repiten a cada momento. “Yebo” es sí y “cha” es no.

Lo curioso es que no sólo hablan inglés y zulú. Muchos de los habitantes de este país también conversan en xhosa o tswana. Thamsanga dice que habla los 11 idiomas oficiales que tiene Sudáfrica. Será imposible comprobarlo.

La mejor lección queda para los días finales: Mister “Izimbali”, lo utiliza para mencionar el apellido Flores. Según explica, el nombre Gustavo les parece tan extraño que no alcanza ni a pronunciarlo. Obviamente, no tiene traducción al zulú. Es como si este periodista intentara pronunciar el nombre “Raphabahlanganiswe”, tal como se llama un cocinero del hotel. Imposible.

El Salvador se dice “Unvikeli”. Así aprendemos una nueva manera de nombrar al país. Al final, Tahmasanga nos dice: “Ngiyaphila”, algo así como que está muy bien, que aprobamos el primer curso no oficial de zulú. Y se confirma: los sudafricanos son muy buenos.

Inolvidable Sudáfrica

Para la nación del arco iris, un arco iris de sensaciones. Vale el juego de palabras para describir las emociones de un viaje que se podría calificar de muchas formas pero sólo se puede definir de una: inolvidable.


Por eso, seguramente cuando se recuerde del Mundial Sudáfrica 2010, se hará alusión a pocas novedades en lo futbolístico pero inmenso desde el corazón de su gente y la voluntad de su pueblo. Sería casi miserable criticar deficiencias organizativas y de infraestructura en Sudáfrica cuando uno sabe que esta tierra fue castigada por patéticas historias de esclavitud y apartheid y el presente globalizado la tiene olvidada. Sin embargo, no se ahorran sonrisas ni modales. La sensación es la misma que el primer día: los sudafricanos son encantadores.

Fueron 40 días y cuarenta noches para el recuerdo. Aunque el tiempo corre tan rápido que no conoce de horarios, ni tiene en cuenta calendarios. Parece que fue ayer la llegada al aeropuerto, recibidos con la sonrisa de Mandela desde un mural junto a la Copa, la misma bienvenida que tuvieron todos los visitantes de Sudáfrica.

La cantidad de viajes, idas y vueltas, el vértigo de una cobertura en terreno desconocido y la aventura de descubrir un lugar nuevo cada día, hacían todo mucho más apasionante. El viaje se podría dividir en dos grandes etapas: la etapa de Johannesburgo (la más larga) y la etapa costera (la más corta, en el medio de la cobertura).

Esa enorme urbe llamada Johannesburgo donde viven más de 7 millones de personas es una abrazadora ciudad con contrastes marcados: inmensas autopistas la recorren sus más de 2,000 kilómetros cuadrados de este a oeste y de sur a norte. En Sandton, precisamente en Mandela Square, la zona más cara, se vivía el mundial con los hinchas de dinero y el de las personalidades importantes. Allí se realizaron las entrevistas mano a mano con personajes del fútbol, tan diversos y tan ricos, como Michel Platini, Patrick Kluivert, Bam Bam Zamorano o el Pájaro Hernández. La contracara del lujo y el comfort se llama Soweto, increíble zona con más de dos millones de personas conviviendo con la pobreza. Allí se vivía el mundial del pueblo sudafricano. Allí también conocimos la Casa de Mandela, hoy convertido en simbólico museo.

La base de la cobertura se instaló en un hotel de Morningside, zona de clase media de Johannesburgo. Desde ese punto, pudimos partir a ver los partidos de los dos escenarios de la ciudad (Ellis Park y Soccer City) a ciudades cercanas: así conocimos la capital administrativa del país, Pretoria (a 60 kilómetros de Johannesburgo); los inmensos contrastes de Rustenburgo (121 kilómetros), la fría pero acogedora Polokwane (331 kilómetros) y la casi desierta Nelspruit (a 358 kilómetros).

La otra parte del viaje, fue la semana costera en Ciudad del Cabo (a 1,400 kilómetros de Johannesburgo) para ver cuartos y semifinal. Maravilla de ciudad, crisol de razas, con paisajes naturales dignos de admiración y una infraestructura de primer mundo. Montañas, mar y una zona céntrica que atrae a turistas de todo el mundo. Un escenario más emparentado con las mejores ciudades de Europa que con África. El viaje relámpago a Durban (700 km) para la otra semifinal completó el recorrido y sólo faltó conocer dos sedes: Bloemfontein y Puerto Elizabeth. Una lástima pero no hubo tiempo.

En total, EDH estuvo presente en 15 partidos de la primera fase, 4 de octavos de final, 2 de cuartos de final y las 2 semifinales. Suman 23 partidos con presencia en el estadio, salas de prensa y zona mixta, allí donde los jugadores realizan sus declaraciones a todos los medios del mundo.

El traslado hacia los estadios no fue fácil: se combinaron los buses oficiales de la FIFA, con taxis y carros alquilados para realizar las coberturas. También se compartieron viajes con colegas de distintas partes del mundo: Ezequiel Fernández Moores (agencia ANSA de Italia), Edgardo Broner (diario El Comercio de Venezuela), Rory Smith (diario Daily Telegraph, Inglaterra), Waldemar Iglesias (diario Clarín de Argentina) o Leonardo Burgueño (Diario la Tercera de Chile), entre otros.

El horario de trabajo fue bien amplio y flexible. El día comenzaba entre las 7 u 8 de la mañana y la jornada laboral terminaba cerca de la medianoche y cuando los partidos eran nocturnos se extendía hasta las 2 a.m. La hora de las comidas se trastocaba de acuerdo a la ocasión. Había días para sentarse a comer con una buena sobremesa con periodistas de todo el planeta y darle duro a la plática. Otros días, el mediodía pasaba de largo sin avisar o con apenas un chocolate, una salvación en momentos de apremio y también en la noche, cuando las cocinas de todo Johannesburgo cerraban cerca de los 10.30 pm.

Vitamina C y buenos abrigos sirvieron para combatir los resfríos que amagaron siempre pero nunca concretaron (algo así como Cristiano Ronaldo en el campo). Hubo días de mucho frío y partidos con temperaturas bajo cero pero le ganamos a la gripe. ¿Amigos nuevos? Varios, sobre todos los taxistas Clement y Mike, y los recepcionistas Khule, Rhamsoda o Thamsanga, también nuestro experto profesor de zulu.

Las vivencias fueron cientas pero en San Salvador, nos espera lo mejor: Katty, en casa, con unas buenas pupusitas…
14 jul 2010

La vida, la fiesta y la gloria

La vida, la gloria y los recuerdos se dan la mano: El waka waka, bailado por los jugadores con la Copa en la mano. Iniesta, que le dedica el triunfo al fallecido Jarque. Casillas, que le da un tremendo beso a su novia Sara Carbonero para toda la televisión. Puyol y Xavi, enloquecidos en el medio del campo con la bandera catalana. Los hinchas no se quieren ir nunca del Soccer City. Son postales, entremezcladas y desordenadas, de los últimos instantes del Mundial. Ya todo terminó y las cosas están en su lugar: España, el mejor equipo del mundo, es el campeón mundial. Una coronación inolvidable.


“Si se puede” gritan todos en el Soccer City. Claro, quedan sólo los españoles porque la mayoría naranja ya debe estar durmiendo. Es el momento más importante de la historia del fútbol español y no se quieren perder un detalle. Por eso filmaron cada movimiento de Casillas con la copa, ese festejo inolvidable en la tribuna lateral del estadio, la caótica vuelta olímpica, los intrusos de siempre ridiculizando a la policía. Todo quedará registrado en sus cámaras digitales, lo guardarán para toda la vida. Lo que todavía no terminan de registrar en sus mentes es lo que están viviendo: la gloria futbolística. Tardarán más de un par de días en darse cuenta.

Los jugadores, en el palco, son alegría pura. Sí que había mucho para desahogarse; está claro que se morían de ganas de levantar ese trofeo. La Furia del toque y del buen fútbol tiene bien merecida esa Copa que pesa nada más que 6 kilos pero que son muchos más en términos sentimentales.

El presidente sudafricano, Jacob Zuma, y el de la FIFA, Joseph Blatter, le entregan la copa a Casillas, que sigue con los ojos vidriosos de tanto llorar después del gol de Iniesta. Es su momento cumbre. Antes del partido se había paseado en carrito por el campo Nelson Mandela, quien también debe estar siguiendo por TV esta coronación. Este fue su mundial. Se comprende tanta emoción. Nadie la resiste y mucho menos los españoles.

Manolo, el hincha número 1, también llega hasta las lágrimas. Ni aún así, deja de tocar su bombo. El tradicional canto “Que viva España” se grita más fuerte que nunca. “Xavi, Iniesta, esto es una fiesta”, el himno que nació en la Eurocopa se multiplica por miles. El “Si se puede” sigue retumbando…

Los ogros Van Bommel y Heitinga, que se turnan para pegar patadas, quedan ahora en el olvido. Fueron, durante el partido, los más insultados junto al pésimo árbitro inglés Howard Webb. Pero el enojo le dio paso a la locura con el gol de Iniesta, especialista en tantos históricos, cuando los penales se veían cada vez más cerca.

El viejo y querido sueño, al fin, se les hace realidad. Valió la pena el sacrificio del viaje. Y si sienten más españoles que en el mismísimo Madrid. Los 8,000 kilómetros que separan España de Sudáfrica están unidos por el sentimiento. Arriba la Roja, eterna Furia.

Hace frío en Johannesburgo. El clima no se enteró de la final del Mundial y arremete sin clemencia en la noche cerrada sudafricana. No importa. La cerveza calienta el cuerpo y afina las gargantas. La fiesta acaba de iniciarse y amenaza con seguir varios días. Es lógico: estamos ante la mayor conquista deportiva en la historia de España.

El alma les sonríe hoy a los españoles. A los jugadores y a los hinchas. Ambos están en el olimpo. Está muy bien. La vida es una fiesta. Y ellos están en la gloria.

Dos banderas, dos historias

El Mundial se extinguió pero las banderas de El Salvador siguieron apareciendo. Como estas dos que se vieron por Johannesburgo durante el transcurso de los partidos de cuartos de final y semifinales.
La primera es de Eduardo Campos, de 24 años que estudia en San Salvador. Aprovechó la empresa de su padre para hacer una gran bandera de 1,30 de ancho por 3,00 metros de base. Y cuenta orgulloso: “La bandera la hice yo, en la empresa de mi papá donde hacemos trabajos de impresión de gran formato. Agarramos una tela y la trajimos doblada, es bastante grande. Es una gran satisfacción poderla mostrar aquí en Sudáfrica”, explicó.
Otra bandera cuelga de los balcones del edificio Hydro Park, en el centro de Johannesburgo. Pertenece a los hermanos Pichinte, William y Marco, que fueron de los primeros en comprar entradas. “Adquirimos los boletos el día 1 de venta en internet. . Y la bandera la llevamos a cada uno de los 10 partidos que fuimos. Mucha gente nos preguntó de dónde era”, cuentan, acompañado de su amigo colombiano Jaime Higuera, casi un cuscatleco más.
Ellos también aportaron su granito de arena para que El Salvador sea conocido en Sudáfrica. Protagonizaron la Copa 2010 desde las tribunas, con la pasión de los hinchas. Y vivieron el Mundial con los colores azul y blanco.
12 jul 2010

Videos: España campeón

Mirá la coronación de España desde otro ángulo

La fiesta de todos

Todos los colores, todos. Todos los sonidos, todos. Toda la alegría, toda. La fiesta de clausura del Mundial fue como toda Sudáfrica durante este mes: una fiesta.

Aparecieron los efectos especiales y la tecnología para hacer un arte visual con el continente negro. En el colirio centro del campo se ven las mejores imágenes del mundial. La gente se emociona con imágenes símbolos de este campeonato: el grito de gol de Thabalala, el primero del Mundial en este mismo estadio; el llanto de llanto del ghanés Gyan, los festejos de Maradona, los goles de Klose, Villa y Sneijder. Un resumen de lo más relevante del torneo en el centro mismo del campo de juego.

Cientos de chicos bailarines invaden la escena. Fueron elegidos y seleccionados para estar ahí y ser protagonistas de la fiesta de Clausura, pero en realidad podrían haber sido cualquiera de los que diariamente le dan alegría a Johannesburgo. El baile es parte de esta cultura sudafricana y contagian con su emoción. Shakira aparece en el centro del escenario y el estadio parece venirse abajo. También hubiera sido bueno que el Waka Waka lo cantara algún intérprete local.

Lo cierto es que en Sudáfrica la colombiana gusta y mucho. Allí están todos bailando, en el campo y en las tribunas, esta vez de amplia mayoría naranja. Los muchachos y muchachas no descansan y forman el continente africano. Después, será el tiempo del ingreso de hombres disfrazados de animales, otro de los íconos africanos.

Los efectos de las luces y alguna pirotecnia continúan y terminan de darle el marco perfecto a una fiesta que quedará en el corazón de no sólo de Johannesburgo y de Sudáfrica sino de toda África.

El último mensaje es una sola palabra de los sudafricanos hacia el público de todos los países. Está escrito en todos los idiomas y sobresale el zulú. En realidad, ese “Gracias”, “Thank you” o “Mercy” debería ser a la inversa: del mundo hacia Sudáfrica.

Gigantes y campeones


La Copa va al cielo y este puñado de jugadores que está alrededor de ella, van directo a la gloria. Sí, España es el campeón del Mundo. Si, es cierto. Está entre los ocho grandes de la historia. Hay locura en el Soccer City en Johannesburgo entre los protagonistas de la hazaña. Hay locura en Madrid, en Catalunya, en Castilla, en Andalucía con hinchas que deliran… La península toda es una fiesta. Y el fútbol del mundo saluda a su nuevo campeón.
Iker Casillas, el portero símbolo y capitán que ya es leyenda, recibe el trofeo, lo besa con el alma y lo ofrenda al cielo. Y todos sus compañeros. Lo merecían. Lo merecía el fútbol toque y espectáculo de Xavi e Iniesta, lo merecía ese enorme goleador que es David Villa, lo merecía esa dupla central casi impasable que conforman Puyol y Piqué. Es el premio a Casillas, que ayer demostró que sigue estando a la altura de los mejores porteros del mundo, a esa mitad de cancha fundamental para recuperar la pelota como Xabi Alonso y Sergio Busquets, a ese joven jugador puro vértigo y velocidad llamado Pedro, a esos dos marcadores de punta tan eficaces como peligrosos como Sergio Ramos y Capdevila. Lo merecía todo ese enorme plantel de 23 grandes que desde ayer quedaron marcados a fuego por la gloria. Y ese sabio conductor, siempre lejos de las polémicas y el show, pero manteniendo un esquema táctico a la perfección. Salud Bigotón del Bosque.
Tenía que ser él, Iniesta, el encargado de definir un partido complicado, cerrado, luchado, de poco nivel para una final es cierto, pero tan intenso como sólo un juego en el que está en juego el título y la historia lo puede ser. Atrás quedó la dura final contra una extraña Holanda más preocupada en pegar y en discutir que en ir a buscar el partido al área rival. Iniesta marcó en el minuto 117’ pero eso es apenas una estadística. El homenaje a su ex compañero fallecido Jarque fue tan emocionante como esa montaña humana que deja al Fantasma abajo y que no cabe de tanta alegría y festejo.
Sí España, es cierto. Los 7 anteriores campeones mundiales ahora tienen otro integrante y se pasó a llamar desde ayer, el grupo de los 8. La hazaña está escrita. El pedestal del fútbol ahora también lo comparte la Furia. Enhorabuena.

Una final durísima

El partido fue tal cual se imaginó en la previa: con España lanzada en ataque y con Holanda bien parada atrás e intentando al ataque rápido con especialistas como Robben o Sneijder. Sin embargo, el buen partido que se auguraba quedó en la imaginación de los más entusiastas. No fue buena la final, y mucha “culpa” tuvieron los holandeses.
Le costó demasiado a España encontrar la pelota y Xavi e Iniesta nunca pudieron despegarse de la recia marca de Van Bommel y De Jong. Tanto les costó que Sergio Ramos fue la salida más clara y hasta llegó con riesgo. Los holandeses, faltos de fútbol y con Sneijder discontinuo, intentaron casi excesivamente desde media y larga distancia. Quizás, confiaron demasiado en los vaivenes de la Jabulani y tomaron nota de los errores de Casillas. No tuvieron suerte, esta vez se encontraron con el mejor Iker.
Tras unos minutos de vértigo con las ocasiones de Ramos y Villa, el partido entró en un pozo del que prácticamente no pudo salir por un largo tiempo. Mucha marca, mucha lucha en el medio y una constante: el excesivo juego brusco de Holanda.Apenas una escapada de Robben por derecha levantó a esos fanáticos de naranja que parecían atornillados a sus butacas, tanto por el frío como por lo que veían en el campo de juego.
La intensidad del partido creció pero no en los arcos sino en las patadas. La mediacancha de Holanda es pura violencia y de naranja mecánica, nada, pasa a ser un amarillo opaco por las tarjetas del inglés Webb. Encima, los holandeses protestaron todos y cada uno de los fallos.
Con Iniesta y Xavi bien controlados, España perdió efectividad y a punto estuvo de irse al descanso en desventaja, de no ser por la poca pericia del Mathijsen en el área rival. A pesar de los ingresos de Navas y Cesc poco y nada cambió en el partido en la segunda mitad. La pierna fuerte le ganó por goleada al fútbol y los pocos toques que conseguía enhebrar España ante la férrea marca no le alcanzaba. Dos jugadas salvadas por las piernas de los porteros: Casillas se lo sacó a Robber y Stekelenburg a Cesc.
Después, lo tuvieron Sergio Ramos (un cabezazo por arriba), Cesc, Iniesta y Navas. Perdonó España y eso en el fútbol se paga caro. En esta final, no.

El gol de la vida
El tiempo extra no cambió las aptitudes y las actitudes. Las acentuó. Así España fue claro dominador de un partido que se les siguió yendo de las manos al mal árbitro Webb. Holanda siguió pegando y protestando (tuvo 8 jugadores amonestados), hubo un penal a Xavi no cobrados, un par de faltas naranjas que merecieron la roja y, al fin, la expulsión de Heitinga cuando Xavi se iba al gol. Con España volcado al ataque, Iniesta definió cruzado ante un Stekelneburg sin reacción. Era el gol de su vida, era el gol de la gloria.
Holanda se fue frustrada otra vez. Fue su tercera final de Mundial perdida y sigue acéfala de títulos. Esta vez, a diferencia del 74, mereció irse derrotada. Era la hora española.
El corolario es ese festejo loco que sigue en cada rincón del Soccer City, en cada resquicio de la península ibérica. Es cierto, España ya es potencia del fútbol, España ya es campeona del mundo. Se lo merece. ¡A festejar!

Golazo en 3 dimensiones

“Cuidado que moja”, se escucha, y resuena la carcajada general. Fue porque alguien se corrió de su lugar para esquivar las gotas. Lo curioso es que estamos bajo techo, sentados en cómodas butacas de un microcine y no hay ni rastros de lluvia en Johannesburgo. Es la magia del cine en tres dimensiones…


Ser periodista, a veces, tiene su privilegio. La FIFA habilitó en el centro de prensa una sala que hace las veces de cine para ver los partidos en vivo, en tres dimensiones. El tercer puesto de ayer fue una ocasión inmejorable, la última en realidad, para conocerlo… y también asombrarse.

La pelota se ve casi como si estuviera en el medio del campo de juego. Y la barrida, dura pero limpia, de Martín Cáceres parece que lo puede alcanzar a uno. Una mata de césped que salta y casi que le pega a uno en la cara.

Después fue el tiempo de la lluvia. Las gotas, quedó dicho y no se exagera, parecen caer sobre nuestra humanidad. La realidad, nítida como nunca. Impresiona.

El grito de Forlán tras su gol se ve tan nítido como la celebración junto al “autor intelectual”, Diego Pérez. Casi que el abrazo nos roza. Es como si estuvieran parados sobre la butaca de la par. También los gestos de dolor de los uruguayos tras el tercer gol alemán. La data (generador de caracteres) que aparece en pantalla es otra maravilla de las 3D. Un servicio completo.

La sensación que queda al final es que el fútbol es más lindo todavía con esas lentes mágicas. Maravilloso. Lo difícil de esto, uno supone, vendrá después: ver los partidos en nuestra querida TV común y corriente.
11 jul 2010

"Square" holandés y español

Pasar por Mandela Square antes de la final es internarse en un mundo colorido de rojos y naranjas. Españoles y holandeses, vestidos de pies a cabezas con sus colores símbolos, están a toda hora cantando y saltando. Nunca dejan de lado la buena vibra. Los camarógrafos se hacen una fiesta con esos aficionados que inundaron las calles de Johannesburgo y sus alrededores. La final de la gente, el partido de los hinchas, se empezó a jugar bastante antes que en el Soccer City.


Los españoles llevan la delantera en cantos, los holandeses en disfraces. Cada uno que aparece es más original que el anterior. Entre ambos le dan un colorido especial al tradicional paseo sudafricano. Y todos los turistas quieren sus fotos con esos “locos lindos” de la tribuna. Así se debe entender el fútbol, así da gusto vivir un Mundial. Lejos de la violencia y los agravios; cerca de la hermandad de los países.

Algunos, sin tickets, ya buscan sus ingresos para el juego. Y le piden a cualquiera, hasta a los periodistas. No será fácil poder estar en el Soccer City para ellos. La policía prometió dar dura lucha a la reventa.

La estatua más fotografiada de África tiene ahora otros colores: por un día es naranja y roja. El fútbol todo lo puede. Desde mañana, la imagen de Nelson Mandela volverá a su color habitual, el del continente negro.

Cita de oro

Iker Casillas o Gio Van Bronckhorst. Sólo uno. El capitán del ganador inmortalizará la foto con la Copa bien arriba, los brazos de sus compañeros a un lado, los papelitos al aire y las tribunas sudafricanas como telón de fondo. Sudáfrica y el mundo esperan por el campeón inédito, el octavo equipo de la historia que tendrá el privilegio de sentirse campeón y aparecer orgulloso en la galería de grandes integrada Brasil, Italia, Alemania, Argentina, Uruguay, Inglaterra y Francia. Una cuestión de honor en una cita de oro. Y en el mejor escenario posible: el Soccer City, símbolo del primer Mundial en suelo africano que llega a su fin y deja como gran enseñanza su enorme calidez humana, siempre presente a pesar de obstáculos y urgencias.


Johannesburgo ha sido invadida. Como hace tres siglos, por holandeses. Esta vez no para colonizar ni para fomentar la cultura del apartheid ni para imponer idiomas como el afrikaner. Esta vez, los holandeses llegan para alentar a su equipo, el sucesor de la Naranja mecánica que tiene el tercer chance en finales para terminar de una vez con esa sensación de favorito que nunca gana. La invasión se completa con los españoles, colonizadores de otras tierras no tan lejanas a esta, y hoy locos de fútbol, encantados con esa sinfonía de toques rojos que dirigen con maestría Xavi e Iniesta y cuya partitura final está a cargo de David Villa.

Los finalistas son dos equipos bien distintos y que van a contramano de su historia. Esta vez, el vistoso es España y el menos lujoso, Holanda. Justamente lo contrario de lo que marcan sus antecedentes a lo largo de años de fútbol: a España, apodada la Furia, se la emparentó históricamente con la fuerza y el empuje, la garra y el coraje. A Holanda, el mote de la Naranja mecánica le calzó perfecto después de ese homenaje al juego que rendía en cada partido la Selección de 1974 comandada por Cruyff: el fútbol total.

Esta vez el espectáculo está a cargo de la media cancha española: Xabi, Xavi, Iniesta, Villa y… ¿Pedro?. Todo indicaría que el joven delantero de Barcelona será otra vez titular tras su gran partido ante Alemania. Holanda, férrea defensivamente, también tiene su dúo mágico integrado por los ex madridistas Robben y Sneijder. A ellos se les suman Kuyt y Van Persie, gran jugador en un mal Mundial.



Historia en juego

Virtudes por separado, los dos están a punto de tener su momento cúlmine que les falta para redondear un ciclo inolvidable. Cualquiera que se corone, estará marcando un hito en la historia del fútbol. España quiere ponerle la cereza a la mejor generación de su historia con el título más importante, después de haber ganado por primera vez la Eurocopa. Holanda quiere terminar algo inédito en el fútbol: ganar todos los partidos de eliminatorias y también los del Mundial. Sería un récord insólito en los tiempos de paridad que se viven en el fútbol global.

Sin dudas para los técnicos: Pedro seguiría como titular en lugar de Torres, aunque Del Bosque no lo confirmó y ayer en el centro de prensa algunos especulaban la posibilidad del ingreso de Silva. En Holanda, volverían el lateral van der Wiel y el volante de marca Nigel de Jongh, ausentes en la semifinal ante Uruguay. Esto es: los dos con sus equipos ideales.

Ayer practicaron los dos en el Soccer City en un estado de absoluto relax y distendido. Tanto, que Holanda permitió el acceso de la prensa durante toda la hora que practicó en el Soccer City. España, sólo permitió el ingreso de los periodistas los primeros 15 minutos (ver recuadro).

Hoy es el día. Se terminan las palabras, El que levante esa copa de 6 kilos (5 de oro puro) que es el objeto de deseo del planeta fútbol formará a pertenecer al selecto grupo de la gloria: Gio o Casillas, sólo uno será el privilegiado.





RECUADRO

Distintas actitudes

Holanda disfrutó la hora que estuvo en el Soccer City. Se vio a sus jugadores distendidos y en un clima de sonrisas y bromas. Un dato: se permitió que la prensa mirara todo el entrenamiento que duró una hora. Hasta Ronald Koeman estuvo en las tribunas. Lo de España fue todo más serio, en los primeros 15 minutos que dejaron ingresar a los periodistas. Después, todos afuera. Del Bosque pidió concentración máxima antes de la final.

Video: el último entrenamiento holandés

Presentes en el la práctica de Holanda en el Soccer City antes de la final.
10 jul 2010

Videos: así se espera la final en Johannesburgo

Hinchas españoles y holandeses en el centro de la ciudad. Todo el color previo al duelo.

Se viene Brasil 2014: el show de Lula


Si Lula no fuera presidente de Brasil, se podría ganar la vida como showman del humor. Y sería millonario. Es que su capacidad de oratoria y su inmenso sentido de la oportunidad para contar chistes, hace mutar en festiva y divertida a la reunión más seria y protocolar que exista. Ayer pasó algo de eso. Con simpatía, se “robó” la presentación oficial del Mundial de Brasil 2014, en el centro de convenciones de Johannesburgo, y casi que se puso a Sudáfrica y al periodismo internacional a sus pies.


Dijo: “Brasil es el país con más mistura (mezcla) de razas del mundo y eso hace que la gente sea más linda. Me tienen a mí como ejemplo. Y si no quieren ir al Mundial, vayan aunque sea a verme a mí y a las chicas lindas que hay allá”. Habló de las maravillas naturales de su país, de sus encantadoras comidas y playas y de la potencia económica: “los datos de los expertos del banco mundial nos dan como la quinta potencia económica del mundo. Podemos llegar a ser la cuarta, sólo depende de que Petrobrás (la empresa petrolera) busque un par de pocitos más”

Tuvo su tiempo de ponerse serio: “¿Cómo puede ser que las aerolíneas brasileñas vuelen su espacio aéreo y no se detengan en África? Me comprometo a cambiar esto”. Y luego remató: “El presidente de Tanzania para ir a Brasil, tiene que pasar por París ¿y quién se quiere ir de París?”. Y también tuvo su párrafo para el público que llegará al Mundial. “Imaginen a Argentina jugando en el sur de Brasil. Si cada año van un millón de vacaciones a nuestras playas, ¿se imaginan cuántos más irán siguiendo a Maradona?”. Así, le puso el tono ideal a un Mundial que se preveé extraordinario.

La presentación de Brasil 2014 estuvo también marcada con pasos de samba, capoeira, música de Xuxa y hasta un perrito con la verdeamarelha, que hacía malabares con la Jabulani. Sí, todos juegan bien en Brasil, hasta los chuchos.

Caprichos del calendario y la geografía: estamos en Sudáfrica 2010, pero se vivió un día de Brasil 2014.

Johannesburgo, dulce hogar


La película “La Terminal”, protagonizada por Tom Hanks y dirigida por Spielberg, cuenta la historia de un hombre que vive en un aeropuerto, del que no puede salir por diferentes circunstancias. Salvando las distancias, algo así se vivió en el aeropuerto de Durban, que sufrió un caos frenético por la semifinal entre Alemania y España.


Entre otras cosas, el aeropuerto colapsó y muchos aviones debieron sobrevolar la zona porque no había donde aterrizar. Cuentan que en un vuelo, varios pasajeros se sublevaron. Es que no llegaban a ver el partido y habían pagado casi dos mil dólares por el boleto. Se les ocurrió ir a increpar al piloto.

Por culpa del caos aéreo, el partido de Durban se jugó con tres mil hinchas menos, que quedaron varados en los vuelos y en el aeropuerto. Por suerte, este periodista y otros colegas americanos, llegamos a tiempo. Y cuando pasamos por el baño, vimos a un hombre afeitándose. Igual que en “La Terminal”, un Hanks sudafricano. Pero esto no es ficción, es realidad mundialista.

El caos continúa en Durban. Por suerte, estamos a salvo. Nuestro vuelo sale a tiempo y estas líneas son escritas a 1,500 kilómetros de allí, desde el aeropuerto de Johannesburgo, que hoy es casi como volver al hogar.

Sneijder y Villa: talentosos y goleadores

Mientras siguen llegando vuelos repletos de holandeses y españoles a la ciudad más poblada de Sudáfrica, la polémica se instaló en los hinchas hace algunos días y todavía no se conoce el final ¿Quién será la figura del Mundial? ¿Quién, el goleador? ¿Será el mismo jugador? Todos los focos apuntan a Wesley Sneijder y David Villa. Mucho, por no decir todo, se definirá en el gran partido de mañana. Además del título de campeón hay otras dos competencias en juego con resultado incierto: balón de oro para el mejor; bota de oro para el goleador.
Uno, despreciado por el Real Madrid; el otro, atrapado por el Barcelona. Las historias inversas de Sneijder y Villa en la Liga de España marcaron sus realidades. Sneijder dejó a los merengues para ser campeón de todo en el Inter de Mourinho y trasladar su fenomenal momento a la Holanda de van Marwijk. Puede ser la primera vez en la historia que un jugador alcance la Triple corona en Europa y luego salga campeón en el Mundial. El “Guaje” tuvo otra gran temporada con Valencia y los azulgranas “no lo perdonaron más”. Arriesgaron y se lo llevaron antes de que el Mundial elevara todavía más su cotización. Excelente negocio barcelonista: en la Selección explotó. Es el máximo goleador español en los Mundiales y figura fundamental para este presente finalista.
En paralelo, ambos comenzaron su racha goleadora recién en el segundo partido. Sneijder marcó desde afuera del área a Japón para el 1-0, cuando se aceitaba esta Naranja mecanizada para los triunfos. El holandés siguió su camino de red después de la fase de grupos: a Eslovaquia, tras gran pase de Kuyt; a Brasil, cuando la FIFA le dio los dos tantos a pesar de que el primero fue autogol del hoy villano Felipe Melo. Y el último a Uruguay, con el polémico offside de Van Pierse incluido.
Villa, después de la inesperada derrota contra Suiza, arrancó con doblete a Honduras: dos golazos, uno de jugada individual y el otro de fantasía colectiva. Después siguieron, otro fenomenal gol a Chile desde 40 metros y las definiciones ante Portugal y Paraguay en sendos 1-0. En disparos a puerta, Villa encabeza la tabla mundialista con 16 contra 10 del holandés. Pero el naranja gana en efectividad (23 % a 19%).
Uno, Sneijder, tiene una notable pegada con las dos piernas y un panorama de juego único. El otro, es velocidad, adrenalina y olfato de gol en cada arranque. “Golpe a golpe, verso a verso, gol a gol”. Al poema de Machado al que Serrat le puso música, se le agrega irreverentemente la última estrofa. Todo sea por estos dos caminantes que se hacen camino en el gol.

Videos: vuvuzelas a la "oranje"

Así están los hinchas holandeses antes de la final

9 jul 2010

Holanda: la máquina de ganar

Si fuera por resultados y efectividad, todos jugarían por el segundo puesto en este Mundial. Es que Holanda se ha convertido en una mecánica de ganar partidos sin necesidad de tiempo extra, ni mucho menos de penales. Les ganó a todos los rivales que jugó casi sin pasar sobresaltos, excepto esos inolvidables cinco minutos finales ante Uruguay. En eliminatorias también había ganado todos sus juegos. Fantástico. Si sale campeón será el primer equipo en la historia en marcar tanta diferencia. Además, lleva 25 partidos invicto. Implacable.



ATRÁS

Stekelenburg no tenía una tarea sencilla: debía cuidar el arco que fue propiedad del gigante Van der Sar durante más de una década. Pero lo hizo con critero y seguridad, más allá de algunos errores, comunes en este Mundial y atribuibles a la polémica Jabulani. El gol de Uruguay es un ejemplo.

El aspecto defensivo pasó a ser prioridad en Holanda tras la llegada del técnico Van Marwijk. Con marcada línea de cuatro, no regala ni un centímetro y cuando tiene que raspar, son bien ásperos. No le escatiman a la pierna fuerte. Gio es el dueño del lateral izquierdo y de la cinta de capitán por regularidad y personalidad. También ataca y con puntería (golazo a Uruguay). La dupla central de Heitinga y Mathijsen. Van der Wiel es el lateral titular derecho pero fue bien reemplazado por Boulahrouz en la semifinal.



EL MEDIO

También es el gran fuerte de Holanda. Es allí donde se genera el juego. Generalmente juega con dos volantes defensivos y tres más adelantados que marcan la diferencia.

En la marca, la dupla la conforman Van Bommel y Nigel de Jong (ante Uruguay De Zeew) que ponen el equilibrio a un equipo ofensivo. Menuda tarea. En muchos momentos Van Bommel raya la mala intención y en este Mundial no ha sido expulsado nunca por la falta de personalidad de los árbitros. De Jong tampoco se queda atrás. Son los “malos y feos” de la Naranja. ¿Podrán con su vehemencia frenar el toque español? Allí dependerá gran parte de las chances en la final.

De tres cuartos en adelante, Holanda muestra un poderío temible. Dos ex madridistas que brillan como nunca en Sudáfrica: Sneijder y Robben, con Kuyt bien abierto.

El jugador del Inter es el más ganador de la temporada con su club y puede agregarle el domingo el título mundial su Selección. Sería otro caso inédito. El cerebro holandés es, además, goleador del Mundial, casi sin proponérselo y con algún gol de rebote. Pero nadie duda del nivel de Sneijder todo talento y precisión a la hora de atacar. Y siempre con olfato oportunista.

Robben es la maravilla que le faltó a este equipo en la primera fase. También se reservó de una lesión para los juegos importantes y volvió con toda su explosión. Rota en el medio y el ataque con una versatilidad incomparable. Y en el mano a mano, liquida. Kuyt, el extremo, conforma este trío decisivo, casi como un segundo delantero bien al estilo de los viejos punteros.



ADELANTE

Resulta curioso que a Holanda le suceda la mismo que a España con el Niño Torres. Su “9”, su referente del área, no ha marcado goles. No sólo eso, ha mostrado un nivel irregular, no acorde con el resto de su equipo. Es, quizás, el punto individual más flojo de un equipo sólido, compacto y peligroso. A no olvidarse, en el banco espera el habilidoso e impredecible Elia, otra carta ganadora de esta Naranja mecánica, versión 2010. Cuando fue utilizado, revolucionó el ataque holandés.



EL TÉCNICO

Van Mawijck nunca fue un futbolista destacado y jugó en equipos menores de Holanda, pero su capacidad como entrenador lo ha llevado por el Feyenoord y catapultado a la Selección holandesa en el 2008 para comandar la mejor racha de su historia. Fue acusado en el inicio de traicionar los principios de la “Naranja Mecánica”, esto es el fútbol bien jugado y con espectáculo, por un equipo menos vistoso pero más efectivo.

España: el show del toque y del buen fútbol

La gran candidata junto con Brasil antes de empezar el Mundial cumplió con los antecedentes y mostró su mejor partido justo frente al rival más difícil, Alemania. Y en el momento oportuno, en el juego que daba el pasaporte al partido más deseado. Así, selló su boleto a la final, con fútbol de alto vuelo, riqueza técnica, defensa confiable y una exhibición de buen juego armado desde su mejor arma: el pase.




ATRÁS

Curiosamente, el análisis empieza por un jugador que no ha rendido en el nivel esperado: el portero. Súper Iker ha tenido momentos irregulares en el Mundial y se ha visto como uno de los arqueros que mayor dificultades ha tenido para controlar a la movediza Jabulani. Sin embargo, fue protagonista de una jugada clave en un instante decisivo: le contuvo un penal, mal pateado, al paraguayo Cardozo.

Delante de él, la defensa cumplió en todos los partidos, excepto en el inaugural: le convirtieron dos goles y uno de ellos significó derrota ante Suiza (el otro fue el descuento de Chile).

La banda derecha la cubre un especialista como Sergio Ramos, con proyecciones tan peligrosas como certeras. La dupla central del Barcelona se complementó a la perfección y no dio ningún tipo de ventajas en los partidos de octavos hacia adelante: lo de Puyol ante Alemania fue el partido perfecto con golazo incluido y a Piqué ya lo apodan Piqenbauer en toda España. La banda izquierda es propiedad del rendidor Capdevila, siempre efectivo.



EL MEDIO

Es la gran fortaleza del equipo. Xavi e Iniesta forman una dupla de volantes de excepción, sin dudas la mejor del mundo en cuanto a generación de juego. Ni siquiera Messi rinde igual sin ellos a su lado, tal como quedó demostrado en el Mundial. Cuando se encuentran, la pelota vive, y disfruta, entre sus pies. Su rendimiento ha ido en este Mundial de menor a mayor. Desde el centro del campo, Xavi parece comandar todo con su excelente panorama y pegada. Recostado casi siempre sobre la izquierda, Iniesta cuenta con una extraña habilidad y pases certeros que son puñaladas al área. De su lesión, no hay rastros; el buen fútbol está agradecido. Juntos, son dinamita.

La posesión de la pelota es el bien más preciado para la Furia y por eso cuenta con un recuperador fundamental como Sergio Busquets, el volante central que no brilla pero es vital en “el esquema Del Bosque”. Y a su lado, el termómetro, Xabi Alonso, cumplidor y cerebral. Las variantes de Cesc Fábregas y el “Chino” Silva le agregan aún más lujo y precisión a un equipo que hace de la rotación de la pelota su bandera fundamental.



ADELANTE

Por si le faltara algo a este gran plantel de Del Bosque, cuenta entre sus filas con un goleador implacable: David Villa. El Guaje (Barcelona, en audaz movida, se adelantó a los clubes poderosos del mundo y lo adquirió antes del torneo) es una auténtica pesadilla para las defensas rivales y frente a la portería, no perdona. Su velocidad y efectividad asombran. Ha destrabado partidos muy cerrados para España con su olfato goleador: Chile, en la primera ronda, Portugal, Paraguay… Un delantero temible en su mejor momento. Encabeza la tabla de anotadores junto a Sneijder.

El Niño Torres, su acompañante arriba quizá sea la única decepción de la Furia. Hay atenuantes, venía arrastrando una lesión y lejos de su mejor momento físico. Por eso, nunca rindió lo esperado y fue reemplazado en todos los juegos. En la semi ante Alemania, Pedro ocupó su lugar en el once y lo hizo de forma fenomenal, aunque pecó de individualista en una jugada de contra. Pese a ello, tiene todas las fichas para volver a ser titular en la final.



EL TÉCNICO

El Bigotón Del Bosque reemplazó a Aragonés hace dos años con una presión extra: llegaba a un equipo ganador como nunca y debía continuar por esa senda en el campeonato del mundo. No sólo lo hizo sino que hoy España está en ante un episodio inédito de su rica historia: la final del Mundial. Del Bosque conocía bien ese arte de manejar figuras, estrellas y egos en planteles millonarios: fue el entrenador del Real Madrid en la era galáctica y le dio 7 títulos, entre ellos dos Champions. En Sudáfrica, acertó siempre: capeó el temporal tras la derrota ante Suiza; reservó a Iniesta hasta que se puso bien; aguantó y confío en el Niño Torres hasta que sorprendió con Pedro en la semifinal. La apuesta le salió perfecta.

Para alegría de Thamsanga

Hay alegría en el Hotel de Rivonia, un humilde pero muy acogedor lugar en las afueras de Johannesburgo. Volverán a recibir a dos periodistas que estuvieron alojados allí durante gran parte de este Mundial y con los que quedó una excelente relación.


Thamsanga, al teléfono, recibió con felicidad la noticia de que debíamos retornar junto al reconocido colega argentino Edgardo Broner, compañero de rutas y habitaciones en este rally mundial por toda Sudáfrica. Thamsanga es uno de los recepcionistas, habilidoso en el arte de sonar la vuvuzela y con quien intercambiamos aprendizajes de castellano y zulú. El ya aprendió a decir “hola” y “¿qué onda amigo?” y “ya es tiempo”. Nosotros ya decimos “Tiumela”, “Oh muchle” y “ke nako”, sus similares en zulú. Aún no sabemos quién pronuncia mejor. Quizás, nunca lo sabremos y tampoco importa demasiado.

Las dificultades de conseguir una habitación en Johannesburgo aumentan a media que se acerca el gran domingo, el día de la final. Los turistas y los hinchas de fútbol de todo el mundo no se quieren perder la gran fiesta aunque su equipo haya quedado eliminado. Así, se ven en la ciudad camisetas argentinas, alemanas, serbias y brasileñas. Muchas brasileñas, son mayoría, casi tantas como en San Salvador en los días de juego canarinho.

Además de holandeses o españoles, el partido del domingo trajo otra alegría en Rivonia: la de Thamsanga, el inesperado amigo sudafricano.

Videos: Cuando Uruguay era todo esperanza


8 jul 2010

Durban, un verano en invierno

No hace falta comprobarlo con ningún cartel que diga que no hay más localidades. El Moses Mabhida lo cuenta con la primera impresión que ofrece. Está repleto. La circunstancia lo justifica: se trata del evento deportivo más importante de la historia de esta ciudad que se asoma al océano desde esas playas que son motivo de orgullo.


Era fácil adivinarlo. Cada calle, cada metro de La Milla de Oro –el mejor escenario de la ciudad- lo anticipaba: españoles vestidos de rojo hasta el alma; alemanas con las caras pintadas de su bandera tricolor; vuvuzelas de tantos colores como si se mezclaran varios arcoíris; bares llenos de gente entusiasmada. En Mustard’s, el restorán con mayoría de españoles, buscaba lugar Manolo –el emblemático hincha de La Furia- con su bombo enorme y su redoblante. Al lado, en el lobby del hotel Garden Court, sucedía otro detalle que sirve de retrato de la expectativa: ya no había habitaciones disponibles.

Se modificaron los hábitos mansos de la Durban de invierno. Ahora, las playas parecen detenidas en enero o en febrero. Hay gente que camina en la arena del Fan Fest, el más visitado en esta Copa del Mundo. Allí, el día que Holanda venció a Japón hubo un evento que duró hasta la madrugada; cuando Ghana accedió a las cuartos de final en Rustemburgo el lugar se transformó en una fiesta multicolor de banderas africanas (de Sierra Leona, de Sudáfrica, de Namibia, de Tanzania, de Burkina Faso). Ayer, incluso en los ratos previos, las impresiones se repetían. Y los españoles lo coparon hasta la madrugada. La magia del Mundial tiene ese tipo de particularidades: mostrar un verano cuando sucede un invierno.

Reventa, pero al revés


La reventa existe en todo el mundo del fútbol. En China, en el Cuscatlán y sí, también en Sudáfrica. Con una particularidad inversa a generalmente conocido: en todos los partidos de este Mundial fue más barato comprar entradas en la reventa que al precio oficial.

Pasó en todas las fechas y, obviamente también en las semifinales. En Ciudad del Cabo y ayer en Durban no fue la excepción.

Para estas semifinales, la entrada más barata oficial fue de 250 dólares, las llamada categoría 3. En los alrededores, las ofrecían a 1,000 rands, algo así como 150 dólares.

No existe tampoco ningún control por mínimo que sea. La reventa se ofrece a metros de la policía y hasta en la mismísima puerta de los estadios y carpas FIFA. También se vendían kits de cortesía de la FIFA para ir a los palcos VIP. O sea, paquete completo.

La explicación para que las entradas de reventa fueron las más baratas, es simple. En Sudáfrica se vendieron entradas para los habitantes del país a precios muy accesibles y también aparecieron por todos lados entradas de protocolo de los sponsors oficiales del mundial. En síntesis, quien apostó por la reventa, esta vez ganó.

De cabeza a la historia

Sudáfrica 2010 ya marcó dos hitos en la historia del fútbol: es el primer Mundial en suelo africano y coronará a un nuevo campeón. Nada menos. Casillas o Gio, cualquiera de los dos capitanes que levante la Copa el domingo en Johannesburgo marcará una fecha inolvidable para España u Holanda. Cualquiera que sea el resultado de la final, habrá que darle la bienvenida la galería de los grandes.


Esta generación de jugadores españoles del toque, los pases y el fútbol bien jugado ya entró en la historia: con la base del Barcelona multicampeón de la temporada pasada y que viene de ganar su primera Eurocopa, ahora se metió en una inédita final mundialista, que hasta este 2010 sólo había seguido por radio y TV, según la época. Pero listo, esa era pertenece al pasado. Ahora la Furia hablará de igual a igual en la mesa de los mejores. Y la historia del fútbol, agradecida. Cualquiera sea el resultado de la final, los Xavi, los Iniesta, los Puyol, los Casillas, los Sergio Ramos por citar algunos, ya forman parte de la galería de héroes futbolísticos de la península.

España jugó a lo España. Y arrinconó a los alemanes que no mostraron ni una sólo virtud de las exhibidas ante Argentina e Inglaterra, los dos equipos precedentes a los que había vapuleado sin piedad. España nunca le permitió ni por asomo presentar otra vez ese nivel. Y así llegó con justicia al partido decisivo.

Cuando Xavi e Iniesta se encontraban en la mitad de la cancha, aparecían los problemas para una Alemania desdibujada. Schwinsteinger fue una sombra de los partidos anteriores y Oezil estuvo lejos de la revelación mundialista en la que podía convertirse. Con Müller suspendido, Klose y Podolski volvieron a ser los intrascendentes jugadores de la última Bundesliga. Como si fuera el cuento de la Cenicienta, a los germanos se le terminó el encanto. Esta vez no fue a las 12 de la noche. Fue en las semifinales mundialistas y ante un rival en serio.

El dominio de los primeros minutos de España fue de lo mejor producido por el equipo de Del Bosque… hasta que llegó el segundo tiempo. Alemania sólo intentó con remates de larga distancia (Casillas le tapó uno fenomenal a Trochowski). Pero no había lugar para las sorpresas, era la noche española.



Y toque, España toque



Fue una seguidilla de toques los que dejaron a los alemanes al borde del nocaut. Fue un solo gol pero pudieron ser varios más porque las posibilidades rondaron todo el tiempo en el arco del buen portero que es Neuer. Tocó y tocó España hasta que mareó a los alemanes. Xabi, Xavi, Iinesta,Villa, parece que nunca hacen una de más y entregan la pelota en el momento justo. Lo perdieron sucesivamente Villa e Iniesta. Xabi Alonso avisó un par de veces desde larga distancia. Hasta que llegó el golpe.

Puyol, capitán eterno del Barcelona y baluarte fundamental de la Furia española entró inesperadamente solitario en un centro y con un testarazo fulminante mandó a España a la final. El insólito fallo de la defensa española tuvo su castigo. Después, perdieron sus ocasiones un egoísta Pedro y Silva. No hubiera estado de más algún gol más. Se mereció esta España del toque y del buen fútbol una diferencia mayor. Le alcanzó con la cabeza de Puyol, directo a la historia.

España está en la final y a esa melena revuelta de Puyol todos la acarician: los del Barça, los del Madrid, hasta el inmutable del Bosque se tienta a besarla. Está España reunida alrededor de esas mechas. También están ahí los duendes del Zarra, Zamora, Di Stéfano, Lángara, Butragueño, Michel. Ninguno de ellos pudo jugar alguna vez una final de un Mundial. Esta generación de brillantes jugadores que enaltece a la historia de la Furia, lo hará por ellos.

Videos: el cielo e infierno de Mandela

Si clickeas en el título podrás ver los videos de la casa donde vivió Mandela en Soweto y la cárcel de Robben Island, donde estuvo encerrado 27 años.


7 jul 2010

Final naranja, dolor celeste

Esta vez sí, Holanda. El partido decisivo, el que todos quieren jugar, ya tiene un color: naranja. El equipo que prometía grandes Mundiales y sumaba fuertes decepciones desde hacía 32 años, vuelve a una final del mundo. Como en el 74, como en el 78. La Mecánica de ganar, sigue imparable en Sudáfrica 2010. Y dejando en el camino a rivales a fuerza de triunfos, sin siquiera jugar un tiempo extra. El domingo puede ganar el primer título de su historia contra Alemania o España. Al final, la supuesta “Copa de Sudamérica” tendrá campeón europeo, por primera vez fuera de su continente.


Para Uruguay sólo resta una cosa: aplaudir de pie a estos guerreros disfrazados de jugadores. Así de simple, así de contundente. La Celeste fue garra charrúa, como siempre, pero también fue juego colectivo, orden y fútbol criterioso. Y, vale mencionarlo, tuvo mala fortuna. El fútbol suele deparar estas paradojas: cuando mejor estaba jugando y controlando a Holanda, llegó el gol casi fortuito de Sneijder. Y adiós a los sueños a pesar de la maravillosa reacción de los minutos finales.

Al contrario de lo esperado, fue Uruguay el que manejó la pelota en el comienzo. Claro, no era lo más lógico porque su mediocampo estaba lleno de números “5” y, en principio, se temía una distancia grande con los de arriba, Cavani y Forlán. Nada de eso sucedió. La idea de poner todos volantes de marca para pelearle el sector a los holandeses le salió bien al Maesto Tabárez. Del otro lado, sorprendidos, Robben, Kuyt, Sneijder y compañía.

Entre la Holanda que insinuaba y no concretaba, la pelea en el centro del campo y los desaciertos del línea uzbeko Kocharov (cobró mal tres posiciones adelantadas a Uruguay en menos de 10 minutos; si no es récord pega en el palo), se fueron los primeros momentos sin mayores sobresaltos.

Un párrafo aparte merece Van Persie, el 9 holandés que no sólo no hizo goles en este Mundial, sino que también estorbó a sus compañeros. Como en ese remate de Sneijder que iba directo al arco y él se interpuso en la trayectoria…

Todo fue mediocre, hasta que Gio Van Bronckhorst hizo honor a su gran remate de larga distancia. Si es cierto que este Mundial marcará su despedida, entonces ese fue su gol soñado. El capitán naranja le pegó cruzado desde 30 metros y coló la Jabulani en el palo derecho de Muslera, que a pesar de haber hecho todo bien, no pudo evitar el tanto. Las pantallas del estadio se hicieron un festín con el remate y el festejo del príncipe William y Máxima en las tribunas.

Acusó el golpe Uruguay y también el nerviosismo. Martín Cáceres ensayó una potente chilena justo al pómulo de De Zeeuw. El estadio se estremeció. En realidad, pareció más grave de lo que fue y el volante holandés siguió jugando.



Forlanazo e ilusión



De a poco arrimaron los sudamericanos y empezaron a complicar a Stekelenburg, el portero que desde el minuto 30 empezó a ver todo celeste. Primero fue una escapada de Cavani por la derecha, después con un tiro de Álvaro Pereira y luego un cabezazo de Forlán.

Tenía que llegar y llegó... El gol fue un Forlanazo desde 25 metros. El delantero del Atlético Madrid marcó su cuarto gol en el torneo con un enganche de derecha y un fenomenal diparo de zurda que se le coló al estático Stekelenburg. A festejarlo con todos, y en especial con Lodeiro, que saltó en muletas desde el banco.

Con el ingreso de Van der Saar en el segundo tiempo, el técnico holandés Van Marwijck buscó imprimirle una cuota más de fútbol a su mediocampo. Aunque al principio no le resultó porque Uruguay se adueñó de la mitad de la cancha y sorprendió a más de un hincha. Y Gio, además de hacerlos, también los salvó. Con un cabezazo desvió el remate que iba directo al gol, con Stekelenburg ya vencido. Forlán estuvo a punto de convertir otro gol de larga distancia, esta vez de tiro libre, pero el portero le adivinó la intención.

Dominaba Uruguay pero convirtió Holanda. El fútbol suele ser, a veces, así de cruel. Los naranjas se vieron favorecidos por la suerte y el línea Kocharov: Sneijder le pegó justo, la pelota pasó a un centímetro de Van Persie, adelantado, y confundió a Muslera. Fue gol, debió haber sido anulado.

Holanda lo aprovechó. Sabe cuando pegar. En medio de la confusión celeste, enseguida llegó el tercero con una impecable jugada colectiva, centro de Kuyt y brillante definición de cabeza de Robben. Volvió a dejar una certeza: en este equipo hacen todos goles… menos su número 9.

A partir de allí, los naranjas mostraron su mejor cara: la del toque la de la rotación, la de la pelota a ras de piso. Pero el juego no estaba cerrado. Enfrente estaba Uruguay. Y se le fue encima para cerrar la semifinal con mayor decoro.

Así, llegó el gol de Maxi Pereira y los 3 millones de uruguayos fueron por la hazaña. Regalaron tres, cuatro minutos de emoción pura, adrenalina al máximo. Y arrinconaron al rival en su área. El milagro no llegó, no alcanzó tanto sacrificio. Holanda es finalista por méritos propios y capacidad indiscutible. Pero quedó dicho: esta celeste, orgullo latinoamericano, es para aplaudir. Y de pie. Como lo hace todo el estadio.

La vida es "Orange"

No hay hincha holandés que no se disfrace. Vale todo, con la única condición que el color sea naranja. Desde las pelucas gigantes hasta los simpáticos mamelucos. Desde las chicas que aparecen vestidas de azafatas hasta las que hacen las veces de campesinas. Aparecen los Cuatro Fantásticos y también Caperucita Roja. Los personajes de historietas son los preferidos para las fotos. Máscaras, caretas, antifaces, sombreros… La vida color “orange”.


Los únicos hinchas holandeses que no están de naranja son el Príncipe William y su esposa Máxima. No dejan el protocolo ni en una semifinal del Mundial. Son la excepción que confirma la regla.

Algunos aficionados aparecen también con la bandera de Ghana. Y hasta con fotos de Luis Suárez pintado de satanás. La inscripción reza: “Devil’s hand”, que significa justamente “La mano del diablo”. La obvia referencia es al penal cometido por el delantero en el último minuto ante los ghaneses y que le dio la clasificación a los uruguayos a la semifinal.

Del otro lado se escucha el “Soy Celeste” más fuerte. Si, se oye más en el estadio Green Point que las vuvuzelas. Y que los holandeses, que son amplia mayoría. Eso es todo un síntoma de todo lo que cantan esos uruguayos, menos en número, pero más en corazón y aliento a sus jugadores. También hay otro canto que se escucha y es pura ilusión: “Volveremos, volveremos; volveremos otra vez; volveremos a ser campeones; como la primera vez”. No se pudo, valió el esfuerzo.

Pero los hinchas holandeses siguen en la suya: la felicidad llega al punto máximo entre el minuto 70’ y 73’. Claro son los dos goles del equipo que ya festeja otra final mundialista. Y todo es locura, no hay espacio para la razón. Tanto que ni se enteran del vendaval celeste del final. Para ellos, no hay otra explicación: la vida es naranja.