Miss Simpatía

Miss Simpatía


No debe haber en Sudáfrica un concurso más complicado de realizar que el de Miss Simpatía. ¿Por qué? Respuesta sencilla: todas debieran ganarlo.

En Sudáfrica, saludan hasta los que van caminando por la vereda de enfrente. Ellos y ellas, con una sonrisa. Su particular modo de hablar el inglés los hace todavía más amables. Y se esmeran porque alguien les entienda el zulú.

Nadie pero nadie se niega a una foto. Y mucho menos a hablar cuando se les pregunta algo sobre la historia de este maravilloso, y a la vez castigado, país africano.

Las chicas lucen su mejor sonrisa cuando el infaltable “good morning” aparece a cada paso. Se sabe que Sudáfrica no es un país que esté bien económicamente, que sufre un alto índice de delincuencia y que más del 50 por ciento de la gente cobra menos de 100 dólares por mes. Sus habitantes, 80 por ciento de negros, fueron condenados en el pasado con el Apartheid, y hoy están hostigados por la economía global y mundial.

Todo eso desaparece cuando uno los empieza a cruzar en las veredas, en el café, en el centro de prensa. Dan ganas de salir a la calle. Ellos y ellas sonríen. Y compiten, secretamente y sin intención, para ver quién es el más simpático y quien se lleva el título de Miss Simpatía. Ganan todas.
11 jun 2010

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