Apareció Brasil


Señores, Brasil está en el Mundial. Tras una primera aparición que había dejado más dudas que sonrisas ante Corea del Norte, ayer apareció en buena parte de su dimensión. Por momentos fue el Brasil que todos esperan: el del toque, el de la creación, el de la fantasía hecha fútbol. De eso se encargaron Robinho y Kaká, fundamentalmente. Y Luis Fabiano se hizo cargo de lo suyo: el gol. Así, Brasil estuvo para golear pero en el final terminó entrando en el terreno de la pelea y salió perdiendo: Kaká se fue expulsado por un codazo… que no pegó.


Cuando se dedicó a jugar, Brasil fue el Brasil de siempre. Cuando se dedicó a pelear, Brasil fue el Brasil de Dunga. El festival, 3-1 incluido, fue a medias por la expulsión del “10” y el golpe de Elano, quien debió salir en camilla del juego tras un choque en el segundo tiempo.

El partido había empezado con polémica antes de empezar a jugarse. Didier Drogba puso en vilo a todo Brasil, que antes del partido llegó a pedir la inspección de la protección que llevaría el delantero del Chelsea. Y Costa de Marfil, quizás entonado por la presencia de su capitán salió a jugarle de igual a igual al poderoso rival. No se achicó y fue a presionar arriba. Tiene con qué hacerlo el equipo africano: un solo jugador del plantel está en Costa de Marfil; el resto, todos juegan en ligas europeas. Entonces, poco le importó que enfrente estuviera Brasil y que había 85 mil almas queriendo que ganara la Canarinha. Porque es cierto que los sudafricanos apoyan a los de su continente. Pero también es cierto que Brasil es el equipo más querido en el mundo. También en Sudáfrica.

Touré Yaya empezó a imponer su jerarquía en la mitad de la cancha y Costa de Marfil se movía a su ritmo. Drogba se metió en la piel del antihéroe frente a los hinchas brasileños que le reprocharon cada balón que tocó. Del lado de Brasil, Julio César demostró su jerarquía en un par de centros con una seguridad que hizo ridiculizar a los se quejan de la Jabulani. Y la salida la encontraba por la derecha. Maicon, siempre Maicon.

El partido fue entretenido pero con pocas llegadas. Hasta que se empezaron a juntar Kaká, Robinho y Luis Fabiano para que renazca la esperanza brasileña. Y la del buen fútbol. Entre ellos armaron el primero, un golaz definido por el implacable Luis Fabiano. Fusiló al portero Barry, quien cometió el mismo error que varios en su puesto en este Mundial. Le regaló el primer palo. Y Luis Fabiano dijo gracias.



El Brasil que entusiasma



A partir del gol, Brasil tomó las riendas del partido para no soltarlas nunca más. Kaká se empezó a aparecer a aquel jugador que maravillaba en el Milán, Felipe Melo y Gilberto Silva manejaron la mitad de la cancha con mucho quite y mayor precisión. Y Robinho juega a lo Robinho: lindo y bien. El primer tiempo se fuea cuando llegaba lo mejor de Brasil.

Sin embargo, y como una continuación del buen fútbol, Luis Fabiano enseguida entró en ritmo cuando arrancó la segunda mitad. Y anotó su doblete con otro doblete (de sombreros dentro del área) y ayudado por una mano no sancionada por el mal árbitro francés Lannoy. Aquí, ayudó a Brasil; luego, lo perjudicaría.

El estadio enloqueció con el segundo y gol y se engolosinó. Lógico, cada vez que la pelota pasaba por Kaká, había lugar para pedir más. Del otro lado, Drogba tuvo su primer chance al 54’ pero su cabezazo se fue desviado. Demasiado poco para un equipo que parece seguir la suerte de la mayoría de los africanos en esta Mundial: ceder en los segundos tiempos y quedar al borde de la eliminación.

Todo entonces le perteneció a Brasil. En diez minutos armó un festival, bajo la dirección de un inspirado Kaká. Bienvenido al Mundial. En ese corto lapso, los sudamericanos hicieron un gol y el portero marfileño salvó otros más. El 3-0 fue de Elano, pero la gran responsabilidad fue de Kaká, quien desparramó a la defensa por izquierda y envió el centro para que su compañero sólo la empujara.

El Soccer City había visto 4 goles de Argentina hace algunos días. Y se entusiasmaba con una goleada de Brasil. Pero todo se fue desvirtuando en el final. Los marfileños, lejos del equipo poderoso y de grandes nombres que insuaron ser en el inicio, se dedicaron a pegar. Y los brasileños a exagerar y a pedir amarillas. Entonces, el partido fue entrando en el terreno de la especulación y las constantes quejas al árbitro. De fair play, nada. Ninguno de los dos.

En eso llegó el descuento de Costa de Marfil. ¿Quién podría ser? Si , Drogba. En inferioridad, con un brazo inutilizado, se las ingenió para cabecear y poner el descuento.

Pero el partido siguió su rumbo de los últimos minutos, el de la violencia. Varias veces estuvieron a los empujones los jugadores y Brasil sacó la peor parte: se fue expulsado Kaká tras un forcejeo con Kader Keita, quien acusó un codazo inexistente y exageró la caída. El árbitro se volvió a equivocar con la roja.

Intentó presionar el equipo marfileño pero el final estaba demasiado cerca. Pudo golear Brasil y se fue masticando bronca por el final. Pero el Mundial, en definitiva, está contento: apareció uno de sus candidatos. Y anunció que dará pelea.
21 jun 2010

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