Del otro lado, la cerveza es la principal invitada en la fiesta de los alemanes. Ellos tuvieron su Mundial, el del 2006, y les gustó tanto que decidieron inundar Johannesburgo. Desde la mañana, la ciudad estaba repleta de rubios, rubias y colorados, con la bandera negra, roja y amarilla. Durante el partido, no pararon de cantar. Cantos inentendibles para quien no habla alemán, pero seguramente reconfortante para los jugadores. Eso es lo que indica el sentido común.
Festejan el triunfo con más cervezas y son coloridos, pero en eso perdieron. A los ghaneses no hay con que darle. Por eso, el Soccer City se tinó anoche de los colores del fútbol, los colores de Ghana.
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