Samba de Janeiro es una de las canciones que más sonaron en la última década en el mundo globalizado de la música. Anoche, bien pudo haber sido Samba de Soweto. El Soccer City, situado en ese emblemático barrio de Johannesburgo, se llenó de hinchas brasileños. Brasileños de Brasil y del resto del mundo. Porque a nadie sorprende que el equipo que hoy comanda el antipático Dunga, es el más simpático de todos. Y, por ende, querido por todas las hinchadas del mundo. Los sudafricanos no son la excepción. Y se deciden apoyar a Brasil antes que a, como ellos mismos le dicen, “sus hermanos africanos” de Costa de Marfil.
Con el transcurso de los minutos, y de los goles, la parcialidad canarinha ya eligió a su ídolo de la noche. Aplauden mucho a Kaká y Robinho, como siempre. Pero esta vez, la ovación se la lleva Luis Fabiano. El delantero recibe un atronador “Luiiis Fa-bia-nó; Luiiis Fa-bia-nó”. Es el canto principal que retumba en el Soccer City siempre y cuando lo permitan las vuvuzelas, que son las verdaderas dueñas de los ruidos en este Mundial.
Los goles del delantero sevillista se cotizan alto en las preferencias de los “torcedores”. Y se lleva el número 1 del ranking de aplausos. En cambio, el de los abucheos, esos gritos de reprobación que parecen tener a Drogba como destinatario principal desde el minuto 1, cambia de dueño sobre el final. Y el francés Stephane Lannoy, el pésimo árbitro del partido, se gana la bronca de todos los aficionados y lidera el ranking menos querido. Nadie lo puede creer cuando echan a Kaká. Menos mal que en las pantallas gigantes se prohíbe pasar las repeticiones de jugadas polémica, porque la bronca hubiera estallado al confirmar por la TV que el brasileño no había absolutamente nada y que su codo estaba bien lejos de la cara de Keita.
Con el pitazo final, vuelve la celebración. Los hinchas están ilusionados. Los brasileños de Brasil. Y el resto también. Estos hinchas locales vuelven a creer en un equipo, aunque no sean sus amados Bafana Bafana.
Cuidado Johannesburgo, los brasileños están de fiesta. Y cuando eso pasa, nadie sabe cuando termina…
Diario de viaje
TITULO: Seguridad reforzada
¿Habrá sido porque jugó Brasil y siempre mueve multitudes, también de periodistas? ¿Habrá sido la explosión que se escuchó a la mañana cerca del Soccer City?
Nadie sabe explicar bien por qué. Pero hay una certeza: la seguridad del partido de anoche entre Brasil y Costa de Marfil triplicó a la del resto de los partidos.
Ya en la entrada del gigantesco centro de prensa al lado del estadio, había policías por todos lados. Y varias entradas clausuradas. Habitualmente se mostraba una o dos veces las credenciales otorgadas por FIFA. Pero en esta ocasión, un mínimo de cinco policías veían la misma foto plastificada … En los ingresos al estadio, la seguridad también se había reforzado notablemente.
La explicación más sencilla no remite al efecto Brasil. Todo indica que fue por la fuerte explosión escuchada en los alrededores del Soccer City y que hizo temblar las estructuras de la carpa del centro de prensa durante la mañana del partido. Algunos, exagerados, hablaron de un atentado. En realidad se trató de un ruido considerado normal en una mina ubicada muy cerca del estadio.
¿No habrá sido una vuvuzela gigante?
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