En la pacífica escuela Odendahl High School de las afueras de Pretoria, casi en el medio de un valle, todo es paz y silencio. Hasta que uno se va acercando al campo de entrenamiento del lugar. Allí, en dos canchas separadas por una tribuna, hay un sonido ensordecedor de vuvuzelas. Pero no se ve ni una sola. Ese ruido se dispara desde unos parlantes ubicados en los extremos del campo de juego ¿Para qué? Para que los árbitros se sientan como si estuvieran en medio de un partido.
Allí están los árbitros, en realidad, la gran mayoría de ellos. Es su lugar en Sudáfrica. Y mientras unos hacen ejercicios físicos, otros practican jugadas con jugadores de escuelas locales, que hacen de voluntarios en el entrenamiento.
Así, se realizan reconstrucciones de agarrones en el área durante los centros y jugadas muy finas de posición adelantada. Para esto, también los árbtiros usan el video. Se realizan tres jugadas que son filmadas y luego se revisan en un monitor para que el árbitro asistente vea si estaba bien ubicado. Y si acertó o no al cobrar el off side. La TV y sus repeticiones, eterna enemiga de los árbitros, ahora es usada como aliada. Bienvenida sea si sirve para que se vean menos errores.
Le llaman el equipo 33 del mundial, el único que no tiene hinchas. Pero ellos se entrenan como si fueran el número 1 y como si los aficionados los quisieran…
25 jun 2010
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