Es extraño, dos equipos con marcado tilde ofensivo se despidieron de la primera ronda sin intentar lastimarse en los últimos 20 minutos. Claro, los dos consiguieron su objetivo: están en los octavos de final. Pero esos últimos tramos de jugar a no jugar, de no atacar ni en los amagues, tienen una explicación: España ganaba y con el triunfo quedaba primero de grupo. Chile perdía pero estaba con diez jugadores y se clasificaba. Si le hacían otro gol corría peligro de quedar afuera, según el resultado de Suiza. Por eso llegó esa “reacción instintiva”, como la definió el propio Bielsa el final del partido, dejó un sabor agridulce. ¿Qué dirán los suizos?
Antes sí jugaron. Y lo hicieron intensamente. Fue bien duro el partido de 70 minutos. Iniesta volvió al equipo y España volvió al fútbol que más le gusta: el del toque, el de la posesión del balón, el del juego al ras de piso. El Niño Torres avisó que salían con todo a los 3 minutos, con un cabezazo desviado. Pero Chile fue el que hilvanó la primera gran jugada colectiva, desperdiciada por Mark González.
Paulatinamente, el juego le dio paso a los roces. Y el partido se puso caliente. Marco Antonio Rodríguez se cansó de sacarle amarillas a los jugadores chilenos. Y la tribuna bramaba con cada tarjeta. Cuando Chile jugaba mejor, llegó el primer gol… de España. El portero Bravo salió demasiado lejos a cortar un avance de Torres pero en el rechazo, la pelota le cayó justo al menos esperado: David Villa. El flamante jugador del Barcelona agarró el rebote y de primera le pegó desde 35 metros. Golazo con premio extra: Villa pasó a encabezar la tabla de anotadores del Mundial (3) y se convirtió en el máximo goleador español en copas del mundo (6).
Tras un acercamiento en el que Beausejour estuvo a punto de empatar, llegó una jugada en la que se le vino todo abajo a Chile y terminó definiendo el duelo. Una fantástica triangulación entre Iniesta, Torres y Villa, que terminó magistralmente el volante del Barcelona puso el excesivo 2-0. Y encima, Estrada vio la roja por voltear a Torres en esa misma jugada. Todo se dio vuelta para los chilenos.
Gol y pacto de no agresión
Salió con todo Chile en la segunda parte dispuesto a descontar. Es que un gol de Suiza a Honduras lo dejaba afuera del Mundial en ese momento. Y su orgullo, con la fuerza de Medel y los regates de Sánchez, lo llevó a dominar a España con diez hombres. Así llegó el merecido descuento del recién ingresado Millar, con la involuntaria ayuda en Piqué, en quien rebotó el balón y descolocó a Casillas. El estadio se venía abajo. Y los gritos chilenos parecían más fuertes que las vuvuzelas en el Loftus Stadium.
Fábregas entró por Torres, en una clara señal de que Del Bosque necesitaba tener la pelota y controlar la marea roja sudamericana. Lo logró. España puso la pelota contra el piso, Xavi, Iniesta y Fábregas juntos es demasiado en un equipo. Y así volvió a dominar territorial y psicológicamente el juego.
Pero a medida que pasaban los minutos crecía también la intrascendencia. Mucho tenía que ver el resultado que llegaba de Suiza-Honduras (0-0). Y así, en los últimos 20’, españoles y chilenos firmaron un pacto tácito de no agresión. España tocaba el balón de forma lateral y Chile esperaba sin presionar. Una y otra vez. Fue válido pero tuvo poco de fair play. Cualquier público en cualquier estadio del mundo silbaría y abuchearía. Y hasta pediría el dinero de la entrada. Pero aquí, en Pretoria, los hinchas españoles y chilenos seguían cantando y festejando. Claro, ese resultado les daba el pase a los dos, aunque ahora a Chile lo espere Brasil…
26 jun 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario