Domados


En el fútbol no se gana por merecimientos. Tampoco por remates al arco. Si fuera así, Camerún en este momento estaría festejando y no llorando la eliminación. Sus hinchas estarían sonriendo y no haciendo las maletas para abandonar Sudáfrica. Una lástima.


Ayer sí fueron Leones pero los domó una Dinamarca que también jugaba sus últimos chances, que supo aprovechar sus oportunidades y que tuvo valentía para soportar el temporal verde que se les vino encima.

Fue el partido con más vuvuzelas del Mundial, con la obvia excepción de cuando juegan los Bafana. Camerún es África y hay que apoyarlo, dicen los locales. Entonces el ambiente es inmejorable. En la cancha, Camerún debíaganar o ganar, por eso, su técnico francés Paul Le Guen puso de entrada a tres delanteros. Y Emana, Eto’o y Webo le pusieron presión a la última línea danesa desde el primer minuto.

El estadio es un cúmulo de sensaciones en un par de instantes. Y el comienzo es a todo ritmo. Vertiginoso, sin pausas, de una portería a la otra. Así sería el partido. Eto’o se lo pierde en el inicio y el estadio casi se viene abajo. Pero Dinamarca los calla enseguida: Rommedahl dispara sólo y se va por arriba. Enseguida, la explosión: gol de Camerún. Gol de Eto’o. La jugada llegó por un regalo de Poulsen bien definido por el 9 más famoso.

No renunció al ataque Camerún con ese gol. Al contrario, fue a buscar el segundo con más ganas que el primero. Pero Dinamarca sabía que con esta derrota parcial se despedía y también busca. El partido se convierte entonces en un torbellino de oportunidades. Gronkjaer avisó desde afuera con insistencia hasta que apareció Bendtner, el temible goleador del Arsenal inglés, para mandar la pelota al gol tras un centro de Jacobsen. Las vuvuzelas se silencian por unos minutos….

Pero no dura mucho. Se vuelven a despertar con un remate de Eto’o que da en el palo. Los amantes del fútbol piden que el partido continúe pero el árbitro Larrionda es implacable: lo termina a los 46’ y se va un primer tiempo rápido y furioso… Faltaría más.



El partido del Mundial



Si no fue el mejor partido de la Copa, le pasó muy cerca. En el segundo tiempo, ninguno de los dos bajó la intensidad. Y las ocasiones continuaron, de un lado y del otro. No hay respiro ni para los espectadores, mucho menos para los. Y el que toca la vuvuzela pierde: seguro no verá alguna situación de gol de las tantas que ofrece el juego.

Se lo pierde otra vez Camerún, esta vez en los pies de Webó, quien falló por partida doble. En la próxima jugada, en el otro arco, no habrá perdón. Rommedahl dibuja una gran jugada en diagonal al área y define cruzado. Golazo.

Si el dominio de Camerún era claro antes de ese gol, lo fue mucho más después. Makoun desperdicia una más y la gente se empieza a poner nerviosa. No se pueden perder tantos goles.

Dinamarca se decidió a jugar de contrataque. Y asusta otra vez Tomasson, que se lo pierde sólo. Después otra vez se juega exclusivamente en el área de Sorensen. Es una avalancha de camisetas verdes que despilfarra situaciones una tras otras. Emana, Aboubakar, Eto’o. Todos fallan.

Camerún luchó, atacó, peleó… Pero no tuvo su premio. Al contrario, el castigo es demasiado duro: Sudáfrica le dijo adiós, aunque aún le reste un partido.
20 jun 2010

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