Un gol y dos festejos

Alemania derrotó a Ghana 1-0 y ambos pasaron a octavos. Los germanos e Inglaterra protagonizarán el gran choque de octavos.

Todo el dramatismo del mundial en un partido. Y toda la alegría, por partida doble. Festeja Alemania. Claro superó a la complicada Ghana y finalizó como primera de grupo cuando su clasificación pendía de un hilo. Festeja Ghana. Lógico, está en los octavos de final a pesar de la derrota. Y encima, evitó a Inglaterra en el próximo cruce. Lo que se dice, una derrota dulce. Por eso, en el Soccer City festejan todos.
África está con Ghana. Y no porque sea el país más querido o representativo del continente. No. Es porque el orgullo de esta parte del mundo en la Copa depende casi exclusivamente de ellos. Todos los demás están eliminados y sólo resta Costa de Marfil, también a punto de quedar afuera. Por eso, los sudafricanos alientan a las “Estrellas negras” como si fueran los mismísimos Bafana.
Salió decidida Alemania a buscar el gol. Debía ganar para asegurar su clasificación y no depender de otros. Cacau arriba (reemplazante del suspendido Klose), con Podolski y Oezil como acompañantes ofensivos. Ghana, un tanto cautelosa, se decidía a jugar de contra. Justamente, Cacau y Podolski fueron los encargados de las primeras llegadas alemanas que adelantó todas sus líneas buscando el desequilibrio. Pero la velocidad de Ayeh por izquierda y la peligrosidad de Gyan, arriba, hicieron preocupar más de una vez a los defensores germanos y a la multitud de alemanes que hubo en las tribunas.
Kingson, el portero ghanés, se convirtió en el verdadero el rey del arco al taparle un remate de gol sólo a Oezil, quien tuvo tiempo para pararla, acomodarse y apuntar. Pero ese mano a mano, lo ganó el “1” africano. En el segundo tiempo habría revancha… Antes del descanso, Lahm salvó en la línea un cabezazo a Gyan, la referencia por excelencia del ataque ghanés. El sufrimiento alemán iba en aumento.

Golazo para calmar los nervios

Los nervios alemanes empezaron a sentirse en el inicio del segundo tiempo. Los jugadores comenzaron a errar pases, a recriminarse entre sí, y desde la segunda bandeja del Soccer City, el lugar asignado a los periodistas, se escuchaban los gritos del técnico Loew, irreconocible y desencajado. Encima, a punto estuvieron de estar en desventaja. Los salvó Neuer. El portero le quitó el grito de gol en la cara a Asamoah, cuando el ghanés estaba sólo para definir a placer.
La calma llegó de la mano de Oezil. Mejor dicho de su pie derecho. El jugador más incisivo encontró justo la pelota en el borde del área y la empalmó con calidad. Kingson sólo miró como entraba la pelota. Justo premio al mejor del partido.
El partido ganó en intensidad en esos momentos y Tagoe se perdió un cabezazo increíble en el otro arco ¿Será porque juega en el Hoffenheim alemán? Seguro que no, pero desaprovechó una inmejorable ocasión tras una desconcentración que le pudo haber costado muy caro a Alemania.
La tensión pasaba también por el otro partido y la victoria parcial de Australia le daba cierto aire a los ghaneses, que nunca se desesperaron por empatar. Eso sí, quedó una certeza: cuando se decide a tocar y a ir para adelante, qué bien juega Ghana. Lástima que ayer lo intentó poco.
Ganó Alemania. Ganó Ghana. El candidato de siempre y el orgullo africano se fueron con sonrisas en la fría noche del Soccer City. Los octavos los esperan.
24 jun 2010

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