Thamsanga se puso triste

La demanda de habitaciones en Johannesburgo por el Mundial fue terrible. No hay una sola habitación disponible y esto amenaza con intensificarse a medida que lleguen las definiciones en el Mundial


Junto a Edgardo, colega argentino y compañero de ruta en Sudáfrica, no hubo otra alternativa que ir rotando de lugar de hospedaje cada semana para no alejarnos de la ciudad ni del centro mundialista.

El cambio es complicado por varias razones: armado y desarmado de maletas, traslados, esperas interminables lobbys y alguna que otra discusión por las reservas. Sin embargo, surgió algo nuevo e inesperado ante cada mudanza: la despedida con los empleados del lugar. Es que su buena vibra traspasa lo imaginable.

Eso le pasó a Thamsanga, compañero inevitable de trabajo en la recepción, sobre todo en las madrugadas. Se acostumbró al café y a algunas palabras en español, tan lejanas como extrañas de su zulú natal. Ya sabe de “pupusas” y conoce Centroamerica. No quiere que nos vayamos. Thamsanga se pone melancólico. Y pide fotos, números telefónicos y direcciones. Hace muecas de disgusto. Pero la ruta dice que hoy toca mudanza. Volveremos, Thamsanga, volveremos.
25 jun 2010

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