Que se vengan los mariachis

Argentina es un canto a la felicidad. Todo le salió perfecto en esta primera fase. Con el triunfo de ayer a la ultradefensiva Grecia, la albiceleste terminó primera, con puntaje ideal y sus jugadores llegan en óptimas condiciones a los octavos, el domingo ante México ¿Se puede pedir algo más? Si… el esperado gol de Messi que no llega y lo merece más que nadie. Ayer, el palo volvió a negarle su grito. ¿Y Grecia? Nada, un homenaje al mal fútbol.


La albiceleste de los siete cambios era una incógnita antes de salir al campo. Pero cualquier selección le envidiaría a esos titulares, habitualmente suplentes con la celeste y blanca: Kun Agüero, Milito, Maxi, Bolatti… Todos jugadores de buen pie y con enormes virtudes.

Lo único que sabe hacer Grecia es defender. Y no va a cambiar justamente en este partido cuando enfrente están nada menos que Messi y compañía. Por eso el juego es el esperado. Con Argentina manejando balón y territorio y los helénicos metidos atrás, sólo apostando al pelotazo al gigantón Samaras. Un pequeño detalle: Grecia con el empate tenía muchas chances de quedar eliminada. Ni se inmutó por eso.

Papastathopoulos, apellido difícil y juego rudo. En el reparto de papeles de ayer le tocó ser el malo de la película: encargado de seguir a Messi por todas partes y el más insultado por la hinchada argentina. Le respiró en la nuca a la Pulga todo el partido y, muchas veces, lo fastidió.

Las imprecisiones de Grecia contagiaron a la Argentina, que empezó a fallar en los pases. Y el partido entró en un bache profundo. Agüero estuvo lejos del nivel mostrado ante Corea, Verón no acertaba y a Milito le pelota le llegaba poco y nada. ¿Y Messi? Con algunos chispazos de su creatividad pero bien contenido por la defensa griega. Fue su partido menos relevante del Mundial pero cuando agarra la pelota marca la diferencia. Siempre.

Los avances de Argentina pocas veces crearon peligro. Y cuando lo hicieron respondió con acierto el portero Tzorvas. Así fue en un disparo de larga distancia de la Brujita Verón y en un desborde de Milito que casi termina en gol de Agüero. Después probaron Maxi y Messi, sin suerte. El primer tiempo se fue con 12 remates al arco de Argentina y … ¡ninguno de Grecia!. Así, es imposible ganar.

Sin embargo, el primer remate de los griegos es de Samaras que se va desviado pero demuestra la fragilidad de Demichelis en la última línea.

La defensa de Grecia se cerró todavía más y a Argentina se le hace imposible pasar la última línea. Pero cuando no aparece el equipo, aparece la hinchada. El tradicional “Vamos vamos Argentina…” se escucha más fuerte que nunca y los argentinos, mayoría entre las 40 mil personas que están en el estadio, vibran al ritmo de la tribuna.



Aciertos y goles



Otra vez Maradona hizo bien los cambios. El ingreso de Di María y Pastore le dieron mayor movilidad a un equipo que chocaba una y otra vez contra los muros griegos -Kyrgiakos, Vyntra, Papadopoulos-. Y ganó en frescura.

Así Argentina tuvo mayor profundidad y volvió a exigir a Tzorvas. El portero sacó un tiro libre de Messi y un remate a quemarropa de Bolatti. Parecía imbatiblea hasta que Demichelis, el que habían insultado, según el mismo dijo, 40 millones de argentinos tras su error ante Corea, toma su dulce venganza y revienta al arco griego.

El estadio Mokaba de Polokwane se viste de fiesta albiceleste. ¿Faltaba más? Sí, el palo que le negó otra vez el gol a Messi y el ingreso de Palermo, el ídolo eterno del fútbol argentino, con gol incluido.

Maradona se la jugó al traerlo a Sudáfrica y mucho más al ponerlo anoche al delantero de 37 años, goleador récord de Boca. Y Palermo le respondió a su manera, con el gol. Por eso, ahora sí, la fiesta es completa. Un 2-0 que se quedó corto pero que le sirvió a Argentina para terminar la primera fase de manera ideal. Se vienen los mariachis, el domingo, reeditando el duelo de octavos de Alemania 2006. Grecia, en tanto, siguió encerrado en su arco. Miserable fútbol. ¿Alguien les habrá avisado que se quedaban afuera del Mundial?
23 jun 2010

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