Fútbol en el infierno

Quizá el Mundial de Sudáfrica haya nacido allí, en ese campito de fútbol parecido a la polvosa, donde el césped se ve en cuentagotas. Allí se jugaba la liga “Makana” de los presos que desafiaron a los guardias y empezaron a pegarle a la pelota sin miedo a las represalias que podrían llegar. Eran todos presos políticos antiapartheid. El fútbol estaba prohibido en ese entonces, pero ellos presionaron a las autoridades durante tres años hasta que lo permitieron. A pesar de que Mandela no jugaba porque estaba aislado era un ferviente defensor de ese deporte que en este país sólo jugaban los negros…

Esta es la prisión de Robben Island, famosa en el mundo entero porque fue un símbolo del Apartheid y ahora es un museo que invita a la reflexión y a la memoria. También porque en esa minúscula celda con una solitaria ventana al mundo estuvo Nelson Mandela 26 años encerrado. ¿Su delito? Pretender la igualdad de derechos entre la gente de raza blanca y la gente de raza negra.

Esa celda de aislamiento, hoy es la más fotografiada del mundo y, quizás sea también la más visitada. No se le ve nada en particular, pero sus elementos están ahí: almohada, colchoneta, mesita… Intactos, como si no hubieran pasado los 20 años que transcurrieron desde que dejó el encierro para dirigir a una nación que lo aclamaba. En 1990 fue liberado junto a otros detenidos opositores al apartheid y allí empezó a cambiar la vida de este país.

La cárcel hoy se mantiene tal cual fue la estructura. Frente a Ciudad del Cabo, el barco tarda alrededor de media hora en arribar a la isla. Y allí, entre el chillido del viento y el ruido de las aves, uno se imagina el calvario de esos hombres, todos presos políticos de uno de los regímenes más sombríos de la historia. También estuvo allí el actual presidente sudafricano Jacob Zuma.

La visita tiene esa peculiar sensación de la injusticia allí cometida durante tanto tiempo. Uno imagina a Mandela tantos años en esa celda insalubre y no puede pensar en otra cosa que resignación. Todo lo contrario. Nunca se dio por vencido y también le ganó al odio y resentimiento. Madiba, como le llaman todos los sudafricanos, una vez liberado nunca buscó venganza contra sus opresores de raza blanca, los ideólogos del apartheid. Sólo lo puede definir un término: grandeza.

El paseo de más de una hora por todos los lugares de la isla va quedando atrás. El viento ahora casi pasa inadvertido. Y el silencio es atroz adentro de la prisión. Ningún visitante se anima a pronunciar palabra. Es probable, sí, que el Mundial haya nacido allí hace más de 20 años, con esos “locos negros” que jugaban al fútbol todos los días. Lo hacían para sentirse libres. Hay algo que es seguro, en Robben Island muchos soñaron con esta fiesta que el pueblo sudafricano acaba de vivir… Y con toda una nación atrás de los Bafana Bafana.

15 jul 2010

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