Gigantes y campeones


La Copa va al cielo y este puñado de jugadores que está alrededor de ella, van directo a la gloria. Sí, España es el campeón del Mundo. Si, es cierto. Está entre los ocho grandes de la historia. Hay locura en el Soccer City en Johannesburgo entre los protagonistas de la hazaña. Hay locura en Madrid, en Catalunya, en Castilla, en Andalucía con hinchas que deliran… La península toda es una fiesta. Y el fútbol del mundo saluda a su nuevo campeón.
Iker Casillas, el portero símbolo y capitán que ya es leyenda, recibe el trofeo, lo besa con el alma y lo ofrenda al cielo. Y todos sus compañeros. Lo merecían. Lo merecía el fútbol toque y espectáculo de Xavi e Iniesta, lo merecía ese enorme goleador que es David Villa, lo merecía esa dupla central casi impasable que conforman Puyol y Piqué. Es el premio a Casillas, que ayer demostró que sigue estando a la altura de los mejores porteros del mundo, a esa mitad de cancha fundamental para recuperar la pelota como Xabi Alonso y Sergio Busquets, a ese joven jugador puro vértigo y velocidad llamado Pedro, a esos dos marcadores de punta tan eficaces como peligrosos como Sergio Ramos y Capdevila. Lo merecía todo ese enorme plantel de 23 grandes que desde ayer quedaron marcados a fuego por la gloria. Y ese sabio conductor, siempre lejos de las polémicas y el show, pero manteniendo un esquema táctico a la perfección. Salud Bigotón del Bosque.
Tenía que ser él, Iniesta, el encargado de definir un partido complicado, cerrado, luchado, de poco nivel para una final es cierto, pero tan intenso como sólo un juego en el que está en juego el título y la historia lo puede ser. Atrás quedó la dura final contra una extraña Holanda más preocupada en pegar y en discutir que en ir a buscar el partido al área rival. Iniesta marcó en el minuto 117’ pero eso es apenas una estadística. El homenaje a su ex compañero fallecido Jarque fue tan emocionante como esa montaña humana que deja al Fantasma abajo y que no cabe de tanta alegría y festejo.
Sí España, es cierto. Los 7 anteriores campeones mundiales ahora tienen otro integrante y se pasó a llamar desde ayer, el grupo de los 8. La hazaña está escrita. El pedestal del fútbol ahora también lo comparte la Furia. Enhorabuena.

Una final durísima

El partido fue tal cual se imaginó en la previa: con España lanzada en ataque y con Holanda bien parada atrás e intentando al ataque rápido con especialistas como Robben o Sneijder. Sin embargo, el buen partido que se auguraba quedó en la imaginación de los más entusiastas. No fue buena la final, y mucha “culpa” tuvieron los holandeses.
Le costó demasiado a España encontrar la pelota y Xavi e Iniesta nunca pudieron despegarse de la recia marca de Van Bommel y De Jong. Tanto les costó que Sergio Ramos fue la salida más clara y hasta llegó con riesgo. Los holandeses, faltos de fútbol y con Sneijder discontinuo, intentaron casi excesivamente desde media y larga distancia. Quizás, confiaron demasiado en los vaivenes de la Jabulani y tomaron nota de los errores de Casillas. No tuvieron suerte, esta vez se encontraron con el mejor Iker.
Tras unos minutos de vértigo con las ocasiones de Ramos y Villa, el partido entró en un pozo del que prácticamente no pudo salir por un largo tiempo. Mucha marca, mucha lucha en el medio y una constante: el excesivo juego brusco de Holanda.Apenas una escapada de Robben por derecha levantó a esos fanáticos de naranja que parecían atornillados a sus butacas, tanto por el frío como por lo que veían en el campo de juego.
La intensidad del partido creció pero no en los arcos sino en las patadas. La mediacancha de Holanda es pura violencia y de naranja mecánica, nada, pasa a ser un amarillo opaco por las tarjetas del inglés Webb. Encima, los holandeses protestaron todos y cada uno de los fallos.
Con Iniesta y Xavi bien controlados, España perdió efectividad y a punto estuvo de irse al descanso en desventaja, de no ser por la poca pericia del Mathijsen en el área rival. A pesar de los ingresos de Navas y Cesc poco y nada cambió en el partido en la segunda mitad. La pierna fuerte le ganó por goleada al fútbol y los pocos toques que conseguía enhebrar España ante la férrea marca no le alcanzaba. Dos jugadas salvadas por las piernas de los porteros: Casillas se lo sacó a Robber y Stekelenburg a Cesc.
Después, lo tuvieron Sergio Ramos (un cabezazo por arriba), Cesc, Iniesta y Navas. Perdonó España y eso en el fútbol se paga caro. En esta final, no.

El gol de la vida
El tiempo extra no cambió las aptitudes y las actitudes. Las acentuó. Así España fue claro dominador de un partido que se les siguió yendo de las manos al mal árbitro Webb. Holanda siguió pegando y protestando (tuvo 8 jugadores amonestados), hubo un penal a Xavi no cobrados, un par de faltas naranjas que merecieron la roja y, al fin, la expulsión de Heitinga cuando Xavi se iba al gol. Con España volcado al ataque, Iniesta definió cruzado ante un Stekelneburg sin reacción. Era el gol de su vida, era el gol de la gloria.
Holanda se fue frustrada otra vez. Fue su tercera final de Mundial perdida y sigue acéfala de títulos. Esta vez, a diferencia del 74, mereció irse derrotada. Era la hora española.
El corolario es ese festejo loco que sigue en cada rincón del Soccer City, en cada resquicio de la península ibérica. Es cierto, España ya es potencia del fútbol, España ya es campeona del mundo. Se lo merece. ¡A festejar!
12 jul 2010

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