Diario de un voluntario

Leandro Colautti es argentino y tiene 26 años. El año pasado se inscribió en el sueño de participar del Mundial como voluntario, con alguna remota posibilidad de cumplir su sueño. Dicen que el que no prueba, no gana. Un pequeño detalle, junto a él se anotaron otros 70 mil jóvenes de todo el mundo. El cupo era de 15 mil para todo el torneo, pero también allí aparecía otro detalle: 14 mil debían ser africanos. Esperaba un milagro, casi.
Cuenta que le contestaban en diciembre y que sólo pedían dos requisitos: hablar en inglés y tener el pasaporte en regla. Pero pasó ese mes, empezó el nuevo año y… nada. Así, que cuando ya no había esperanzas, lo llamaron en febrero de la Embajada de Sudáfrica. Y hoy, aquí está, en el medio del centro de prensa con su chumpa de voluntario… Dicen que los milagros existen.
De las 15 áreas que tiene el voluntariado mundial (marketing, protocolo, servicios al espectador, entre otras), Colautti se anotó en la de prensa por una sencilla razón: es periodista en Argentina. Trabaja en radio provincia, donde pidió licencia por dos meses para vivir el mundial. Como él dice, “una experiencia vibrante”
¿Cómo es un día de un voluntario? Se divide según haya partido o no en la sala de prensa donde le toca estar. Colautti ya es un viejo conocido del Soccer City porque desde varios días antes de que inicie el mundial, ya estaba instalado aquí. Y esta enorme carpa, la más grande de todas las salas de prensa del Mundial es casi como su segunda casa. “En los días que no hay partidos sólo se trabaja 5 o 6 horas, pero aumenta a medida de que se acerca el juego. Un día antes, vienen los equipos a entrenar y dan conferencias de prensa, entonces se trabaja mucho más. Y el día del partido, no hay horario estipulado, estamos todo el día aquí”, dice con cansancio pero feliz.

Fútbol y periodismo

Su trabajo es bien variable. Desde tomar declaraciones en zona mixta para el sitio de la FIFA hasta solucionar inconvenientes técnicos. Desde repartir las estadísticas hasta moderar los pases y acomodar a los periodistas en sus lugares en el estadio, algo que a veces se convierte en una tarea titánica por los problemas que suelen presentar los colegas.. “Es un trabajo bien de prensa, hay que estar en todo”.
¿Y dónde viven los voluntarios? Los fueron repartiendo en distintas pensiones. Al argentino le tocó una en Windsor, a unos 15 kilómetros de Johannesburgo. “Funciona como una casa de estudiantes, con ciertos lujos”, cuenta. La comparte con otros voluntarios latinoamericanos, entre argentinos y mexicanos.
Lo que más le fascina, además de ser fanático del fútbol, es “la experiencia de estar en contacto con gente de todos los lugares del mundo, nunca imaginé conocer periodistas de El Salvador, por ejemplo. Y es divertido porque siempre te piden comentarios por jugadores de Argentina”.
Para los voluntarios, como Leandro, no fue fácil llegar aquí. Ellos se deben pagar el pasaje y la organización les da el alojamiento, transporte y comida, y unos pocos viáticos. “La cuestión aquí no es ganar plata, para nada”. Y dice que si hace cuentas, sale ganando porque se dio algunos lujos: ver gratis varios partidos, entre ellos el inaugural y también espera hacerlo en la final. “Si uno suma eso, es un montón de dinero”, cuenta.
Explica que por lo que vio él, todas las decisiones las toma el Comité Organizador y no la FIFA, para sorpresa de muchos. “La FIFA entrega el torneo y después evalúa. Su gente supervisa y da directivas pero no se mete en detalles. No están en la organización diaria sino para las grandes cosas”. Y también cuenta algo de la intimidad: “Uno, estando del lado de adentro, se da cuenta de un montón de cosas, cosas impensadas. Por ejemplo todo lo que se necesita para montar conferencias de prensa y estar en todos los detalles, que no falle nada, que no le falte ninguna estadística ni siquiera a los traductores. Cuando termina un partido, empieza el verdadero trabajo”, cuenta Coluatti.
Y allá va, a seguir repartiendo estadísticas de la FIFA, que inunda de papeles la sala de prensa. Colautti sigue con su rutina, la del diario de un voluntario.
2 jul 2010

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