Para alegría de Thamsanga

Hay alegría en el Hotel de Rivonia, un humilde pero muy acogedor lugar en las afueras de Johannesburgo. Volverán a recibir a dos periodistas que estuvieron alojados allí durante gran parte de este Mundial y con los que quedó una excelente relación.


Thamsanga, al teléfono, recibió con felicidad la noticia de que debíamos retornar junto al reconocido colega argentino Edgardo Broner, compañero de rutas y habitaciones en este rally mundial por toda Sudáfrica. Thamsanga es uno de los recepcionistas, habilidoso en el arte de sonar la vuvuzela y con quien intercambiamos aprendizajes de castellano y zulú. El ya aprendió a decir “hola” y “¿qué onda amigo?” y “ya es tiempo”. Nosotros ya decimos “Tiumela”, “Oh muchle” y “ke nako”, sus similares en zulú. Aún no sabemos quién pronuncia mejor. Quizás, nunca lo sabremos y tampoco importa demasiado.

Las dificultades de conseguir una habitación en Johannesburgo aumentan a media que se acerca el gran domingo, el día de la final. Los turistas y los hinchas de fútbol de todo el mundo no se quieren perder la gran fiesta aunque su equipo haya quedado eliminado. Así, se ven en la ciudad camisetas argentinas, alemanas, serbias y brasileñas. Muchas brasileñas, son mayoría, casi tantas como en San Salvador en los días de juego canarinho.

Además de holandeses o españoles, el partido del domingo trajo otra alegría en Rivonia: la de Thamsanga, el inesperado amigo sudafricano.
9 jul 2010

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