España: el show del toque y del buen fútbol

La gran candidata junto con Brasil antes de empezar el Mundial cumplió con los antecedentes y mostró su mejor partido justo frente al rival más difícil, Alemania. Y en el momento oportuno, en el juego que daba el pasaporte al partido más deseado. Así, selló su boleto a la final, con fútbol de alto vuelo, riqueza técnica, defensa confiable y una exhibición de buen juego armado desde su mejor arma: el pase.




ATRÁS

Curiosamente, el análisis empieza por un jugador que no ha rendido en el nivel esperado: el portero. Súper Iker ha tenido momentos irregulares en el Mundial y se ha visto como uno de los arqueros que mayor dificultades ha tenido para controlar a la movediza Jabulani. Sin embargo, fue protagonista de una jugada clave en un instante decisivo: le contuvo un penal, mal pateado, al paraguayo Cardozo.

Delante de él, la defensa cumplió en todos los partidos, excepto en el inaugural: le convirtieron dos goles y uno de ellos significó derrota ante Suiza (el otro fue el descuento de Chile).

La banda derecha la cubre un especialista como Sergio Ramos, con proyecciones tan peligrosas como certeras. La dupla central del Barcelona se complementó a la perfección y no dio ningún tipo de ventajas en los partidos de octavos hacia adelante: lo de Puyol ante Alemania fue el partido perfecto con golazo incluido y a Piqué ya lo apodan Piqenbauer en toda España. La banda izquierda es propiedad del rendidor Capdevila, siempre efectivo.



EL MEDIO

Es la gran fortaleza del equipo. Xavi e Iniesta forman una dupla de volantes de excepción, sin dudas la mejor del mundo en cuanto a generación de juego. Ni siquiera Messi rinde igual sin ellos a su lado, tal como quedó demostrado en el Mundial. Cuando se encuentran, la pelota vive, y disfruta, entre sus pies. Su rendimiento ha ido en este Mundial de menor a mayor. Desde el centro del campo, Xavi parece comandar todo con su excelente panorama y pegada. Recostado casi siempre sobre la izquierda, Iniesta cuenta con una extraña habilidad y pases certeros que son puñaladas al área. De su lesión, no hay rastros; el buen fútbol está agradecido. Juntos, son dinamita.

La posesión de la pelota es el bien más preciado para la Furia y por eso cuenta con un recuperador fundamental como Sergio Busquets, el volante central que no brilla pero es vital en “el esquema Del Bosque”. Y a su lado, el termómetro, Xabi Alonso, cumplidor y cerebral. Las variantes de Cesc Fábregas y el “Chino” Silva le agregan aún más lujo y precisión a un equipo que hace de la rotación de la pelota su bandera fundamental.



ADELANTE

Por si le faltara algo a este gran plantel de Del Bosque, cuenta entre sus filas con un goleador implacable: David Villa. El Guaje (Barcelona, en audaz movida, se adelantó a los clubes poderosos del mundo y lo adquirió antes del torneo) es una auténtica pesadilla para las defensas rivales y frente a la portería, no perdona. Su velocidad y efectividad asombran. Ha destrabado partidos muy cerrados para España con su olfato goleador: Chile, en la primera ronda, Portugal, Paraguay… Un delantero temible en su mejor momento. Encabeza la tabla de anotadores junto a Sneijder.

El Niño Torres, su acompañante arriba quizá sea la única decepción de la Furia. Hay atenuantes, venía arrastrando una lesión y lejos de su mejor momento físico. Por eso, nunca rindió lo esperado y fue reemplazado en todos los juegos. En la semi ante Alemania, Pedro ocupó su lugar en el once y lo hizo de forma fenomenal, aunque pecó de individualista en una jugada de contra. Pese a ello, tiene todas las fichas para volver a ser titular en la final.



EL TÉCNICO

El Bigotón Del Bosque reemplazó a Aragonés hace dos años con una presión extra: llegaba a un equipo ganador como nunca y debía continuar por esa senda en el campeonato del mundo. No sólo lo hizo sino que hoy España está en ante un episodio inédito de su rica historia: la final del Mundial. Del Bosque conocía bien ese arte de manejar figuras, estrellas y egos en planteles millonarios: fue el entrenador del Real Madrid en la era galáctica y le dio 7 títulos, entre ellos dos Champions. En Sudáfrica, acertó siempre: capeó el temporal tras la derrota ante Suiza; reservó a Iniesta hasta que se puso bien; aguantó y confío en el Niño Torres hasta que sorprendió con Pedro en la semifinal. La apuesta le salió perfecta.
9 jul 2010

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