
Uno, despreciado por el Real Madrid; el otro, atrapado por el Barcelona. Las historias inversas de Sneijder y Villa en la Liga de España marcaron sus realidades. Sneijder dejó a los merengues para ser campeón de todo en el Inter de Mourinho y trasladar su fenomenal momento a la Holanda de van Marwijk. Puede ser la primera vez en la historia que un jugador alcance la Triple corona en Europa y luego salga campeón en el Mundial. El “Guaje” tuvo otra gran temporada con Valencia y los azulgranas “no lo perdonaron más”. Arriesgaron y se lo llevaron antes de que el Mundial elevara todavía más su cotización. Excelente negocio barcelonista: en la Selección explotó. Es el máximo goleador español en los Mundiales y figura fundamental para este presente finalista.
En paralelo, ambos comenzaron su racha goleadora recién en el segundo partido. Sneijder marcó desde afuera del área a Japón para el 1-0, cuando se aceitaba esta Naranja mecanizada para los triunfos. El holandés siguió su camino de red después de la fase de grupos: a Eslovaquia, tras gran pase de Kuyt; a Brasil, cuando la FIFA le dio los dos tantos a pesar de que el primero fue autogol del hoy villano Felipe Melo. Y el último a Uruguay, con el polémico offside de Van Pierse incluido.
Villa, después de la inesperada derrota contra Suiza, arrancó con doblete a Honduras: dos golazos, uno de jugada individual y el otro de fantasía colectiva. Después siguieron, otro fenomenal gol a Chile desde 40 metros y las definiciones ante Portugal y Paraguay en sendos 1-0. En disparos a puerta, Villa encabeza la tabla mundialista con 16 contra 10 del holandés. Pero el naranja gana en efectividad (23 % a 19%).
Uno, Sneijder, tiene una notable pegada con las dos piernas y un panorama de juego único. El otro, es velocidad, adrenalina y olfato de gol en cada arranque. “Golpe a golpe, verso a verso, gol a gol”. Al poema de Machado al que Serrat le puso música, se le agrega irreverentemente la última estrofa. Todo sea por estos dos caminantes que se hacen camino en el gol.
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