La vida es "Orange"

No hay hincha holandés que no se disfrace. Vale todo, con la única condición que el color sea naranja. Desde las pelucas gigantes hasta los simpáticos mamelucos. Desde las chicas que aparecen vestidas de azafatas hasta las que hacen las veces de campesinas. Aparecen los Cuatro Fantásticos y también Caperucita Roja. Los personajes de historietas son los preferidos para las fotos. Máscaras, caretas, antifaces, sombreros… La vida color “orange”.


Los únicos hinchas holandeses que no están de naranja son el Príncipe William y su esposa Máxima. No dejan el protocolo ni en una semifinal del Mundial. Son la excepción que confirma la regla.

Algunos aficionados aparecen también con la bandera de Ghana. Y hasta con fotos de Luis Suárez pintado de satanás. La inscripción reza: “Devil’s hand”, que significa justamente “La mano del diablo”. La obvia referencia es al penal cometido por el delantero en el último minuto ante los ghaneses y que le dio la clasificación a los uruguayos a la semifinal.

Del otro lado se escucha el “Soy Celeste” más fuerte. Si, se oye más en el estadio Green Point que las vuvuzelas. Y que los holandeses, que son amplia mayoría. Eso es todo un síntoma de todo lo que cantan esos uruguayos, menos en número, pero más en corazón y aliento a sus jugadores. También hay otro canto que se escucha y es pura ilusión: “Volveremos, volveremos; volveremos otra vez; volveremos a ser campeones; como la primera vez”. No se pudo, valió el esfuerzo.

Pero los hinchas holandeses siguen en la suya: la felicidad llega al punto máximo entre el minuto 70’ y 73’. Claro son los dos goles del equipo que ya festeja otra final mundialista. Y todo es locura, no hay espacio para la razón. Tanto que ni se enteran del vendaval celeste del final. Para ellos, no hay otra explicación: la vida es naranja.

7 jul 2010

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