Escalera al cielo

Es como si Ciudad del Cabo de repente se vistiera de celeste. Se ven banderas uruguayas por todos lados. Aseguran que no son más de dos mil los hinchas que llegaron hasta aquí pero se hacen sentir y se multiplican por todos lados. Los aficionados del equipo que fue el último clasificado al Mundial se quedaron hasta el final de Sudáfrica 2010 ¿Quién lo hubiera imaginado? Solamente un puñado de optimistas uruguayos y este plantel que comanda con sabiduría el Maestro, Oscar Washington Tabárez. El equipo ya escribió la hazaña para llegar inesperadamente a las semifinales. Hoy, contra una Holanda temible, intentará agregarle la gloria de arribar a la final, como ya lo hizo en los Mundiales del 30 y del 50. ¿Por qué no? Si los milagros existen también en el fútbol.


Dueños de una historia brillante de campeonatos y títulos y de varias décadas de desconcierto y desaciertos futbolísticos, el pequeño país de Sudamérica de apenas 3 millones de habitantes se metió en un lugar sólo reservado a los poderosos del fútbol y al que no accedía desde hace 40 años: jugará el partido que definirá al primer finalista. Del “supuesto” Mundial sudamericano, ahora queda como único estandarte la garra celeste. El que menos se esperaba es el encargado de defender el honor del continente entre los mejores cuatro de la Copa.

Enfrente tendrá al único equipo que ganó todos los partidos en este campeonato. Y que parte como lógico candidato por juego, victorias, rendimiento y jugadores: la Holanda de van Marwijk es un equipo armado de atrás hacia adelante, con una defensa sólida y recia, y con jugadores desequilibrantes del medio hacia adelante como Robben, Kuyt y el inspirado Sneijder, hoy por hoy una de las grandes figuras de Sudáfrica 2010 junto a Klose y Villa.



Problemas uruguayos



Como si a Holanda no le bastara semejante equipo para partir como favorita, las lesiones y sanciones le juegan una mala pasada a Uruguay. En principio, Luis Suárez, su jugador más importante junto a Forlán, no podrá jugar por la famosa mano ante Ghana, que sigue levantando polémica en medios europeos. Insólito: acusan de tramposo al hermano de Paolo Suárez cuando cualquier jugador del mundo hubiera hecho exactamente lo mismo. Además de esa baja vital, la defensa uruguaya, uno de sus grandes bastiones en el campeonato, tendrá dos ausencias seguras y una duda: Fucile (sancionado) y Lodeiro (fisurado), no jugarán; Diego Lugano, capitán y símbolo de este equipo, es la gran incógnita que ayer no quiso disipar el Maestro Tábarez, que se mostró un día antes de la semi sorprendentemente nervioso y enojado con los periodistas de su país que se infiltraron en una práctica a puertas cerradas (ver recuadro aparte).

Tantas bajas obligarán al Maestro, que no confirmó el equipo, a variar su esquema. Seguramente Forlán bajará un poco a colaborar en la creación en una mitad de cancha casi exclusivamente de marca (Pérez, Gargano, Arévalo Ríos y Pereira) y Kavani será el único punta. Abreu esperará otra oportunidad en el banco, con la posibilidad de ingresar de acuerdo al resultado.



Color de semifinales



El ruido de las vuvuzelas y el color del mundial se ha mudado por esta semana de Johannesburgo a Ciudad del Cabo. Y aunque seguramente, serán más los holandeses anaranjados, la Celeste parece haber invadido la ciudad más linda del Mundial. “Nadie nos invitó a esta fiesta pero acá estamos. Y daremos pelea”, avisó Tabárez para explicar el fenómeno del único de los semifinalistas que no estaba en los planes de nadie. Habrá que creerle.

La mejor apuesta, dice la lógica, sería para Holanda. Pero cuidado que la “garra charrúa” se ha puesto de manifiesto en los momentos más incómodos de su historia a la hora de jugar un partido de fútbol de carácter decisivo. El que dude de ello, que consulte con los brasileños por el Maracanazo de 1950, la mayor sorpresa en la historia del fútbol mundial. ¿Será esta la hora del Africanazo?
6 jul 2010

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